sábado, junio 20

Gobierno ordena a anarquistas a desalojar Villa Durnovo

Petrogrado (7 de junio de 1917).- El Ministro de Justicia, P.N. Pereverzev, menchevique, dio un plazo de veinticuatro horas, contados a partir de hoy, a los denominados Anarquistas-comunistas para que desalojen la Villa Durnovo.

La villa que perteneció al general zarista P.P. Durnovo fue tomada por las tropas revolucionarias después de la caída del régimen de Nicolás II. En ella, tiene su sede principal la Federación Anarquista-Comunista de Petrogrado. Posteriormente, otras organizaciones se instalaron en ese inmueble, entre ellos el sindicato de panaderos, una fracción de los eseristas y la Milicia del Soviet de Petrogrado de composición anrquista y bolchevique. Los dominios exteriores de la villa son utilizados por el vecindario como parque y lugar de recreo para los niños. La villa se encuentra ubicada en el distrito de Vyborg, el distrito obrero más radical de Petrogrado.

La medida tomada por el ministro Pereverzev se produce dos días después de que los anarquistas-comunistas hicieran uso por la fuerza de los servicios de una imprenta de primera clase. El 5 del presente, ochenta anarquistas-comunistas armados con rifles y bombas, irrumpieron sorpresivamente en la imprenta del periódico de derecha Russkaya Volia. El día 6, dos regimientos militares enviados por el gobierno forzaron a los anarquistas-comunistas a abandonar el establecimiento de la imprenta.

El ultimátum a los anarquistas-comunistas para que abandonen la villa Durnovo se inscribe en la política emprendida por el gobierno de coalición de "poner orden" en la ciudad. Sin embargo, los afectados por la medida han apelado a los obreros fabriles de Vyborg y a los soldados a que los respalden en su intento de resistir el desalojo. Una nueva crisis, pequeña aún, parece haberse creado con estos acontecimientos.

Los anarquistas en la revolución rusa

viernes, junio 19

CC Bolchevique discute propuesta de manifestación

Petrogrado, 6(19) de junio de 1917

Reunión Conjunta del Comité Central, la Organización Militar y la Comisión Ejecutiva del Comité Petersburgo
Partido Bolchevique

N.I. Podvoisky y V.I. Nevsky miembros de la Organización Militar traen la propuesta formal de una manifestación contra el gobierno. Podvoisky informa que en la sesión del 1 de junio de la Organización Militar, con la asistencia de dirigentes de la base naval de Kronstadt, se aprobó la propuesta de manifestación. Solicitó que el Comité Central tome una decisión rápida debido al creciente descontento de las tropas de la guarnición de Petrogrado con el gobierno. La manifestación, además, “aumentaría la influencia del Partido en Petrogrado” y serviría “de ariete que abriría una brecha en el Congreso [de los Soviets]”

Iniciando el debate, Lenin apoyó la manifestación y sostuvo: “Esta es la voluntad de los soldados y el proletariado”. “Sus consignas son las nuestras: ‘Abajo con los ministros capitalistas’… Que haya un acuerdo con el proletariado, no con los kadetes. Transfieran el poder al Soviet e inmediatamente propondrá los términos de la paz”. Lenin propuso que se haga una encuesta de fuerzas y que se programe una reunion dentro de dos días para tomar decisiones técnicas.

Lenin enfatiza la seriedad de la ofensiva [en el frente militar] que prepara el Gobierno Provisional. Una impresionante manifestación anti-gubernamental y anti-belicista será el medio de sabotearla. Una ofensiva militar rusa exitosa servirá sólo a los intereses del Gobierno Provisional “dominado por los capitalistas” y retardará drásticamente el momento de la revolución.

Sverdlov, Fedorov, Stalin y Stasova apoyan la propuesta de manifestación. Sverdlov dice que “debe proveerse un desahogo organizado para el ánimo de las masas”. Fedorov, señala que la manifestación no debería ser armada. Nevsky [presidente de la Organización Militar] replica que si no se llevan armas, la manifestación será “poco imponente” y “torpe”. Cherepanov [también de la Organización Militar] agregó que “los soldados no manifestarán sin armas, la cuestión está decidida”. Stalin se pronuncia decididamente por la manifestación.

Nogin, Zinoviev y Kámenev se oponen tajantemente a esta “apresurada e inoportuna” propuesta. Afirman que se está gestando un conflicto, que la fuerza real del Partido en el país aún no es lo suficientemente grande para justificar una acción que es equivalente a una revolución. Nogin: "Lenin propone una revolución. ¿Podemos hacerla? Nosotros estamos en minoría en el país. Uno no puede preparar una ofensiva en dos día". Zinoviev sostiene que el cambio en favor de los bolcheviques recién está empezando, que “el Partido está arriesgando su existencia”. Una manifestación de soldados no proporcionará nada al Partido, mientras entre los obreros no haya una abrumadora urgencia en dar la batalla. Kámenev dice que la operación fracasará y que el tema de que los Soviets asuman el poder debe dejarse mejor al Congreso.

Al terminar la sesión, se acordó convocar para el 9 de junio a una reunión del CC, el Comité Petersburgo y la Organización Militar, con la participación de representantes de regimientos, sindicatos y fábricas, para tomar una decisión definitiva sobre la cuestión de organizar una manifestación masiva de obreros y soldados.

Sesión del Comité de Petersburgo del Partido Bolchevique

V.I. Nevsky, representante del distrito Petersburgo del Comité y miembro de la Organización Militar revisó las posiciones divergentes que se expresaron en la reunión previa .del Comité Central. Sostuvo que había un serio malestar en la guarnición por lo que un desahogo era necesario y que, hablando prácticamente, habría manifestación lo quisiera el Partido o no. Conociendo que el Comité Ejecutivo del Soviet está contra las manifestaciones armadas, se deben mantener en secreto los preparativos.

V.I. Volodarsky establece que “si no apoyamos las demandas concretas de los soldados, ellos se alejarán de nosotros”. Afirma, además, que es absolutamente necesaria la participación de los obreros en cualquier manifestación de masas. El cambio en el ánimo de las masas, a favor de los bolcheviques, está creciendo. Ivanov, representante del distrito de la Isla Vasilievsky, está de acuerdo con lo dicho, agregando que una manifestación era necesaria como una protección contra los adversarios de los bolcheviques. Zalutsky resalta el significado de la guerra en el cambio a favor de los bolcheviques y está a favor de la manifestación para fortalecer la posición de los bolcheviques entre las masas. M.Ia. Latsis, del distrito Vyborg, está de acuerdo con Nevsky en que la manifestación tendrá lugar con o sin liderazgo bolchevique y que las elecciones recientes en su distrito de obreros demuestran que las masas están listas para salir a las calles en cualquier momento.

A.I. Plotnikov y M. Kalinin en contraste con la mayoría de los asistentes, están a favor de una manifestación estrictamente militar, dado que los obreros no comparten el estado de ánimo de los soldados.

V.B. Vinokurov del distrito Nevsky es el único representante en contra de la manifestación.

Stalin, en representación del CC del Partido, sostiene que las medidas contrarrevolucionarias tomadas demuestran que a menos que el gobierno de coalición sea desafiado, el Partido bolchevique será condenado a muerte pronto. Reconociendo que los obreros no comparten el estado de ánimo de los soldados, sostiene que el Partido “debe llamar a las masas al combate no sólo cuando la situación ha alcanzado el punto de ebullición. Dado que somos una organización con influencia, nuestro deber es despertar el espíritu de las masas”. En el momento en que el Gobierno Provisional está preparando una ofensiva, “nuestro deber es repudiarlo. Nuestro deber es organizar esta manifestación –una prueba de nuestra fuerza. Al ver a los soldados armados, la burguesía se esconderá”.

Tomsky, de la Comisión Ejecutiva del Comité Petersburgo urgió a que el Comité posponga cualquier decisión hasta la reunión con los militantes de base, programada para el 9 de junio. Los asistentes, de conformidad, con lo anterior no tomaron ningún acuerdo en la presente sesión.

Lenin y Stalin en los Días de Junio

Lenin y Stalin

Mil novecientos diecisiete fue, para parafrasear a Lenin, un juego de dos pasos adelante, uno para atrás. Durante junio, los radicales del brazo armado del Partido Bolchevique –la Organización Militar, que ahora aseguraba la lealtad de 60,000 soldados– exigían una manifestación armada. La fecha establecida para esta casual revolución fue el 10 de junio. En la reunión del Partido, Lenin los apoyó. Era “equivocado forzar las cosas e igualmente equivocado dejar pasar la oportunidad” opinó Stalin, que ayudó a planear la manifestación y escribió la proclama: “A la vista de los obreros armados, la burguesía correrá a esconderse”. Zinoviev y Kámenev se opusieron.

El 9 de junio, en el Soviet, los mencheviques leyeron el llamamiento de Stalin, y Tsereteli enfiló contra “la conspiración bolchevique para tomar el poder”. Lenin necesitaba el apoyo del Soviet –esperaba usar su legitimidad como cobertura para su golpe bolchevique. Por el contrario, el Soviet prohibió las manifestaciones. Después de horas de pánico, Lenin decidió cancelarla: “Un movimiento equivocado de nuestra parte puede arruinarlo todo”. Se hizo tan cauto como Kámenev y Stalin lo habían sido en marzo. El 11, Stalin criticó esta “intolerable vacilación” y amenazó con renunciar.

El Soviet, desafiante, realizó su propia manifestación el 18 de junio, pero los bolcheviques se apropiaron de ella, con Stalin publicando su proclamación en Pravda. Fue un triunfo propagandístico.”El día es claro y soleado’, informaba Stalin al siguiente día, “la columna de manifestantes es interminable. Desde la mañana hasta el anochecer, la procesión fluye hacia el Campo de Marte, un bosque de banderas...el tronar de las voces hace estremecer el aire.. A la Marsellesa y a la Internacional sucede el 'Ustedes cayeron en la lucha'”. Hubo “gritos de ‘¡Todo el Poder a los Soviets!’... pero ninguna fábrica y ningún regimiento llevaban la consigna de ‘¡Confianza en el Gobierno Provisional!’'. Mientras tanto en la guerra en marcha contra la Alemania imperial, Kerensky, el ministro de Guerra, ordenó una ofensiva que esperaba reforzaría al gobierno. La ofensiva –la última de Rusia en la guerra– fue un desastre.

Extracto de “Young Stalin” de Simon Sebag Montefiore, Vintage Books, 2008, p. 319. Traducción propia.

jueves, junio 18

El papel de Koba Stalin en la Manifestación de Junio

Lenin y Stalin

A continuación la parte pertinente a la manifestación de junio de 1917, tomada de la biografía de Stalin de Edvard Radzinsky, una de las tantas “psico”-biografías en la que, sin temor a exagerar, subyace la idea de que Stalin era astuto, intrigante y malvado desde la cuna. Esta biografía de alguien que declara odiar a Stalin, se anunció como “la primera biografía exhaustiva basada en nuevos documentos explosivos de los Archivos Secretos de Rusia”. El autor insiste en seguir llamando Koba a Stalin en 1917, siguiendo lo establecido por Trotsky, para quien el “provinciano” y “oscuro” Koba se convierte en Stalin una vez que se revela su ambición de poder después de Octubre. DR

El Primer Congreso de los Soviets de Toda Rusia abrió el 3 de junio. Un episodio en las sesiones encontraría lugar en todos los libros acerca de la revolución. El menchevique Tsereteli declaró que “en el momento actual no hay un partido en Rusia que pueda decir “solo pongan el poder en nuestras manos y váyanse, nosotros tomaremos su lugar. No existe ese partido en Rusia”. A lo que Lenin gritó desde el medio de la sala, “¡Ese Partido existe!”. Parecía absurdo: un miserable nueve por ciento de los delegados eran bolcheviques.

Pero en la reunión conjunta de la Organización Militar Bolchevique y el Comité Central del 6 de junio, Lenin declaró que ellos deberían organizar una manifestación y demostrar cuán fuerte era el Partido a pesar de su pequeño número.

Todo el poder a los Soviets” y “Abajo los diez ministros capitalistas” fueron las beligerantes consignas de esta supuesta manifestación pacífica. I. Smilga dijo en el Comité Central, del que era miembro, que “si los sucesos conducen a un enfrentamiento, los que participen deben tomar los edificios de la oficina de correos y telégrafos y el arsenal”. M. Latsis secundó esto: “Con el apoyo del regimiento de ametralladoras, debemos ocupar la estación, los bancos, el arsenal y los edificios de correos y telégrafos”. Sí, el impaciente Lenin se estaba preparando para su primer intento de un golpe bolchevique. ¿Cómo podía dejar de utilizar a Koba, quien organizó las sangrientas manifestaciones de Georgia? Koba estaba, por supuesto, en el centro de los acontecimientos. El fue el que redactó el llamamiento a “todos los trabajadores y a todos los obreros y soldados de Petrogrado”. Pero su participación era un asunto de máximo secreto; él era, después de todo, un influyente miembro del Comité Ejecutivo del Soviet, y debía mantenerse ahí en caso de que la manifestación fracasara. De ahí sus réplicas en el curso de la sesión del Comité Central: “No debemos ni forzar las cosas ni dejar escapar la oportunidad... Nuestro deber es organizar una manifestación... pero no [debe haber] intento de tomar la oficina de telégrafos”.

Tan pronto como el 9 de junio, los rumores de una inminente manifestación bolchevique contra el gobierno se difundieron en el Congreso de los Soviets. El menchevique Gechkori leyó al Congreso un volante con el llamamiento de Koba, que había recogido en la calle”.

Tomado en conjunto con la declaración de Lenin ["nuestro Partido está listo para tomar todo el poder, en cualquier momento". DR], la manifestación adquiría un significado siniestro. Tsereteli, hablando desde la plataforma de oradores dijo que “lo que tenemos aquí es una conspiración bolchevique para tomar el poder”. Una corriente de indignación recorrió toda la sala, y Chjeídze dijo que “mañana puede ser un día decisivo”.

Kámenev, Koba y los otros miembros del grupo bolchevique fingieron consternación y votaron con el Congreso en su conjunto contra la manifestación. El Gobierno Provisional advirtió que cualquier recurso a la violencia sería enfrentado con toda la fuerza del poder del Estado. Lenin decidió echarse para atrás. En la madrugada se decidió cancelar la manifestación. Esta decisión impulsó a Koba a hacer una maniobra. El presentó su renuncia al Comité Central, argumentando que la cancelación de la manifestación era un error. Sabía muy bien que ésta no era una movida peligrosa, que sería invitado a retirar su renuncia. Eso fue precisamente lo que pasó. Pero su declaración había revelado al Partido en su conjunto lo que hasta entonces había sido un secreto: su participación en la organización de la manifestación...

Mientras yo estaba trabajando en el Archivo del Partido, uno de mis anónimos informantes me dijo: “Los documentos bolcheviques son peculiares en que dondequiera que digan 'manifestación pacífica' lo más probable es que quieran decir 'levantamiento armado'. La regla general es que 'sí' casi invariablemente quiere decir 'no'. Alguien ha llamado a esto un lenguaje 'de falso fondo'... en el que las palabras tienen dos o tres significados. Agreguen a esto que Stalin era un gran maestro. Para entender las razones de sus movidas uno debe ver los resultados. Sólo entonces ciertas cosas se harán claras”. Yo siempre recuerdo estas palabras. Koba realmente quería una manifestación armada. No comprenderemos el por qué hasta mucho después.

El Congreso de los Soviets, entonces, reaccionó indignado ante las noticias de que los preparativos para una manifestación estaban en curso. Una tormenta arreció. Por un momento parecía que los bolcheviques serían despedazados, parte por parte. Se propusieron las medidas más duras pero luego todo se desinfló. En cambio, el Congreso resolvió “organizar una manifestación” propia. Pacífica, por supuesto, con la consigna de “Confianza en el Congreso y en el Gobierno”. Pero costó un montón de intrigas detrás de bastidores para llevar a los delegados a adoptar una resolución que, en lugar de condenar a los bolcheviques, en efecto los autorizaba a participar en la manifestación que se iba a organizar. ¿Quién introdujo esta obtusa moción en el Congreso? Fue el trabajo fino de un genio de la intriga. El plan de Koba estaba siguiendo su curso, aunque para los presentes su propósito no fuera claro.

Una espectacular manifestación, con las consignas bolcheviques, tuvo lugar el 18 de junio. Fue un triunfo. Dos artículos sobre la manifestación aparecieron en Pravda, escritos por Lenin y Koba. Por los dos organizadores. “Un brillante y soleado día”, escribió Koba. “La procesión al Campo de Marte fluye desde la mañana hasta el anochecer... Un interminable bosque de banderas... Un firme grito de la multitud... A cada instante se oye gritar “Todo el poder a los Soviets”... “Abajo los ministros capitalistas”...

Extractos de "Stalin" de Edvard Radzinsky, Anchor Books, 1997, pp. 101-103. Traducción propia.

Los Soviets, los bolcheviques y la ofensiva (Kerensky)

miércoles, junio 17

Marineros de Kronstadt salen a las calles en manifestación

Petrogrado (4 de junio de 1917).- Marineros de Kronstadt de tendencia bolchevique se concentraron en el Campo Marte de Petrogrado con el propósito de rendir tributo a los héroes caídos en la Revolución de Febrero.

Esta demostración de combatividad política se realiza en momentos en que acaban de iniciarse las sesiones del I Congreso de los Soviets de Toda Rusia, por lo que algunos estiman que su alcance va más allá del propósito formal que la convocó.

A ellos se sumaron, a última hora, soldados de la guarnición convocados por la Organización Militar Bolchevique en apoyo de los marineros. Se contaron entre esa multitud a soldados de los regimientos Pavlovsky, Moskovsky, de Granaderos, el Primero de Ametralladoras, el 180º de Infantería, Finlandiandsky y el Sexto de Ingeniería, entre otros.

Entre los principales pradores estuvieron: el bolchevique F.F. Raskolnikov, dirigente de los marineros, N.V. Kirilenko del Comité Central del Partido Bolchevique y A.Ia. Semashko, representando a la Organización Militar Bolchevique. Este último, en su discurso, exaltó a los marineros de la Organización Militar de Kronstadt: "Siguiendo su ejemplo y con su apoyo, la Organización Militar Bolchevique puede convertirse en el baluarte de la revolución".

Los bolcheviques valoran la manifestación realizada el día de hoy como una muestra de su creciente fuerza en el medio político y militar, y estiman que es un modelo a seguir para futuras manifestaciones.

Lenin: Nuestro Partido está listo para tomar todo el poder en cualquier momento


Discurso de Lenin enla I Conferencia de los Soviets de Toda Rusia (extractos)

Camaradas, en el poco tiempo que tengo a mi disposición, sólo puedo centrarme –y creo que es lo mejor– en las principales cuestiones de principio puestas a debate por el informante del Comité Ejecutivo y los oradores que lo siguieron.

El primer y funamental tema ante nosotros fue: ¿qué es esta asamblea a la que estamos asistiendo, qué son esos Soviets ahora reunidos en el Congreso de Toda Rusia y qué es esta democracia revolucionaria de la que la gente habla mucho aquí para esconder su absoluta incomprensión y completo repudio de él? Hablar de democracia revolucionaria en el Congreso de los Soviets de Toda Rusia y oscurecer el carácter de esta institución, su composición de clase y su rol en la revolución –no decir una palabra acerca de esto y aún así reclamar el título de demócratas– es verdaderamente peculiar. Ellos nos plantean un programa para una república parlamentaria burguesa, la clase de programa que ha existido en toda Europa occidental; ellos nos diseñan un programa de reformas que hoy son reconocidas por todos los gobiernos burgueses, inlcuyendo el nuestro, y aún así nos hablan de democracia revolucionaria. ¿A quiénes se están dirigiendo ? A los Soviets. Pero yo les pregunto, ¿hay un país en Europa, un país burgués, democrático, republicano, donde exista algo parecido a esos Soviets? Deben admitir que no. En ningún lugar hay ni puede haber una institución similar porque deben tener una u otra: un gobierno burgués con “planes” para reformas como las que se nos han expuesto y propuestas docenas de veces en cada país pero que permanecen en el papel, o la institución a quienes ellos se están dirigiendo, el nuevo tipo de “gobierno” creado por la revolución, ejemplos del cual se pueden encontrar sólo en una época del mayor auge revolucionario, como en Francia de 1792 y 1871 o en Rusia de 1905. Los Soviets son una institución que no existe en ningún estado burgués-parlamentario ordinario y no puede existir lado a lado con un gobierno burgués. Ellos son el nuevo y más democrático tipo de estado que nuestras resoluciones partidarias denominan una república democrática campesina-proletaria, con el poder perteneciente únicamente a los Soviets de Diputados de Obreros y Soldados. La gente está equivocada pensando que este es un asunto teórico. Están equivocados en pensar que esto se puede evadir y en protestar que en el momento actual existen ciertas instituciones lado a lado con los Soviets de Diputados de Obreros y Soldados. Sí, ellos existen lado a lado. Pero esto es lo que genera innumerables malos entenddidos, conflictos y fricciones. Y ésta es la razón por la que el ascenso original, el avance original, de la revolución rusa está dando lugar al estancamiento y a esos retrocesos que hoy vemos en nuestro gobierno de coalición, en toda su política nacional e internacional y en relación con los preparativos para una ofensiva imperialista.

... Los Soviets no pueden continuar existiendo como lo hacen ahora... Esta clase de institución es una transición a una república que implantará un poder estable sin policía ni ejército permanente.

...El informante y otros oradores nos han dicho que !el primer Gobierno Provisional fue malo! Pero cuando los bolcheviques, esos despreciables bolcheviques, dijeron: “Ningún apoyo ni confianza en este gobierno”, cuántas veces fuimos acusados de “anarquismo”. Ahora todos dicen que el anterior gobierno fue malo. Pero ¿cuánto difiere este gobierno de coalición con sus ministros casi socialistas del anterior?... Ha pasado un mes desde el 6 de mayo, cuando se formó el gobierno de coalición. Vean los hechos, vean la ruina que prevalece en Rusia y otros países involucrados en la guerra imperialista. ¿Cuál es la razón de esta ruina? La naturaleza depredadora de los capitalistas... El gobierno de coalición no ha cambiado nada en este aspecto...

...es tiempo de dejar de hablar de “democracia revolucionaria”...y es momento de hacer definiciones de clase, como nos enseña el marxismo y el socialismo científico en general... El [Tsereteli, menchevique, ministro de Correos y Telégrafos] ha dicho que no existía un partido político en Rusia que manifieste estar listo para asumir todo el poder. Yo le respondo: “Sí, existe. Ningún partido puede rehusar esto, y nuestro Partido ciertamente no lo hará. Está listo para tomar todo el poder en cualquier momento”. (Aplausos y risas). Ustedes pueden reírse tanto como les plazca, pero si el ciudadano-ministro nos confronta con esa cuestión junto a un partido de la derecha, él recibirá una apropiada respuesta. Ningún partido puede rehusar esto. Y en un momento cuando la libertad aún prevalece, cuando las amenazas de arresto y exilio a Siberia –amenazas de los contrarrevolucionarios con quienes nuestros ministros casi socialistas comparten el gobierno– son todavía no más que amenazas, todo partido dice: dénnos su confianza y les daremos nuestro programa.

Este programa fue ofrecido por nuestra conferencia del 29 de abril...

...Ustedes saben que la revolución no es hecha para ordenar, que las revoluciones en otros países fueron hechas por el duro y sangriento método de la insurreción, y en Rusia no hay grupo, ni clase, que resistiría el poder de los Soviets. En Rusia, esta revolución puede, por la vía de la excepción, ser pacífica...

...si los demócratas revolucionarios fueran demócratas de hecho y no sólo de palabra, ellos promoverían la revolución y no el compromiso con los capitalistas...

Cuando nosotros tomemos el poder en nuestras manos, reprimiremos a los capitalistas y luego la guerra no será la clase de guerra que está siendo llevada hoy, porque la naturaleza de la guerra está determinada por la clase que la conduce y no por lo que está escrito en papel. Ustedes pueden escribir lo que quieran. Pero en tanto la clase capitalista tenga la mayoría en el gobierno, la guerra seguirá siendo una guerra imperialista, no importa lo que ustedes escriban, no importa cuán elocuentes sean ustedes, no importa cuántos ministros casi socialistas tengan....

El poder transferido al proletariado revolucionario, apoyado por los campesinos pobres, significa una transición a la lucha revolucionaria por la paz en la más segura y en la menos dolorosa forma posible conocida por la humanidad, una transición a un estado de cosas bajo el que el poder y la victoria de los trabajadores revolucionarios será asegurada en Rusia y en el mundo entero. (Aplausos de parte de la audiencia).

Tsereteli: No hay un solo partido que pueda tomar todo el poder en sus manos

martes, junio 16

Inicia sesiones el I Congreso de los Soviets de Toda Rusia

Skobelev, Chjeídze, Plejánov y Tsereteli
en la presidencia del I Congreso de los Soviets

Petrogrado (3 de junio de 1917).- Se inauguró hoy el Primer Congreso de los Soviets de Diputados de Obreros y Soldados de Toda Rusia. Este Congreso sigue al I Congreso de Dioutados Campesinos de Toda Rusia que se realizó entre el 4 y 20 de mayo, y la I Conferencia de Comités de Fábrica realizado entre el 30 de mayo y el día de hoy 3 de junio.

Asisten 882 delegados plenos con derecho a voto. Los eseristas cuentan con 285 de esos delegados, los mencheviques con 248 y los bolcheviques con 105 La mayoría por supuesto la tiene la alianza eserista-menchevique. Preside el Congreso el menchevique N.S. Chjeídze.

La agenda tiene como puntos principales la posición sobre el poder gubernamental democrático revolucionario, la actitud ante la guerra, los preparativos para la convocatoria de la Asamblea Constituyente, la revisión de los problemas nacional, de la tierra y de los alimentos, y sobre el auto-gobierno local, entre otros.

Finaliza I Conferencia de Comités de Fábrica con resoluciones bolcheviques

Petrogrado (3 de junio de 1917).- Hoy fue clausurada la Primera Conferencia de Comités de Fábrica. Esta organización nacional de trabajadores ha otorgado, por amplia mayoría, un poco menos de 70% de la totalidad de delegados, su respaldo a la política bolchevique. De esta forma, se constituye en la primera organización de masas en la que los bolcheviques ganan la dirección y el control, en medio de un ascenso en su popularidad entre los obreros y soldados.

La conferencia aprobó, por 290 de los 421 votos, una resolución propuesta por Lenin que –además de las exigencias familiares para la transferencia del poder, el armamento de los trabajadores, intercambio de productos, etc.– abogaba por el establecimiento del control obrero sobre la producción y la distribución de bienes y sobre las operaciones bancarias y financieras: la transferencia de gran parte de las ganancias, ingresos y propiedad de los magnates bancarios, financieros, comerciales e industriales a las manos del pueblo; y la introducción de la obligación universal del trabajo. La moción que reclama el voto decisivo de los trabajadores en la administración de las fábricas y el acceso a los libros de contabilidad de las empresas fue aprobado por una abrumadora mayoría.

Una resolución presentada por B.V. Avilov para el control estatal de la industria –de conformidad con el programa de los mencheviques y eseristas– fue derrotada.

Los bolcheviques consideran vital la victoria en esta conferencia para sus propósitos de ganar a la mayoría de la clase obrera en competencia directa con los sindicatos controlados por los mencheviques que se consideran burocratizados, divorciados de sus bases.

El bolchevismo y la "desmoralización" del ejército (Lenin)

Pravda No. 72 del 3(16) de Junio de 1917.

Todos estan clamando un “gobierno fuerte”. La única salvación está en una dictadura, en la “disciplina de hierro”, en silenciar y reducir a la obediencia a todos los miembros rebeldes de la derecha y de la izquierda. Nosotros sabemos a quiénes quieren silenciar. Las derechas no están haciendo ningún ruido, ellos están trabajando. Algunos en el gobierno, otros en las fábricas, todos amenazas de lock-outs, con órdenes para desmenbrar los regimientos, y amenazas de trabajos frozados. Los Konovalovs y los Tereschenkos, con la ayuda de los Kerenskys y los Sokobelevs, están trabajando de una forma organizada para su propio beneficio. Y ellos no tienes que ser silenciados.

Todo lo que tenemos es la libertad de expresión.

Y quieren privarnos de este derecho.

Pravda está prohibida en el frente. Los “agentes” de Kiev han decidido no distribuir Pravda. La Unión de Zemstvos no está vendiendo Pravda en sus kioskos de periódicos. Y ahora se nos promete una “sistemática lucha contra la prédica del leninismo” (Izvestia. Organo del Soviet). De otra parte, se nos culpa de toda protesta espontánea, de todo exceso, de donde venga.

Esto también es un método para cmbatir el bolchevismo.

Un método bien probado.

Imposibilitados de obtener una clara orientación, advirtiendo instintivamente de cuán falsa e insatisfactoria es la posición de los líderes oficiales de la democracia, las masas son obligadas a encontrar una salida por sí mismas.

El resultado es que todo revolucionario consciente inconforme, todo airado luchador que extraña su hogar en el campo y no ve el fin de la guerra, y a veces hombres simples que están alejados para salvar su pellejo, se unen a la bandera del bolchevismo.

Donde el bolchevismo tiene la oprtunidad de exponer abiertamente sus puntos de vista, no encontramos ninguna desorganización.

Donde no hay bolcheviques o donde no se les permite hablar, ecnontramos excesos, desmoralización y seudo-bolcheviques.

Y eso es precisamente lo que nuestros enemigos necesitan.

Ellos necesitan un pretexto para decir: “Los bolcheviques están desmoralizando al ejército”, para callar la boca a los bolcheviques.

lunes, junio 15

Adelante (Trotsky)


Trotsky descansando en el Cáucaso. 1924

Vperiod (Adelante), periódico editado por Trotzky, de June 2 (15) de 1917


Nuestro periódico será un órgano del socialismo revolucionario. Tal declaración habría sido suficiente hace poco tiempo. En el momento actual esas palabras han perdido valor. Porque socialismo y revolución son ahora profesadas por tales elementos, tales clases, que por su naturaleza social pertenecen al campo del enemigo con el que no podemos conciliar. Los periódicos amarillos se llaman a sí mismos socialistas sin partido. Los periódicos financiados por los bancos recurren a los colores de camuflaje del “socialismo práctico”, justamente tal como los edificios de los bancos, por seguridad, izan las banderas rojas de la revolución.

Este enfebrecido crecimiento del socialismo y este camuflaje son de lo más inesperado, dado que hace poco tiempo, en la fase inicial de la guerra, todo el mundo capitalista hablaba del total fracaso del socialismo. Y, de hecho, en este tremendo cataclismo que la guerra trajo al comienzo, el socialismo internacional pasó por una prueba crucial. Las más poderosas organizaciones de la Internacional capitularon ante el fetiche del estado capitalista; y bajo la totalmente deshonesta bandera de la “defensa nacional”, dieron su bendición a la mutua exterminación de los pueblos europeos. El fracaso del socialismo, la última esperanza de la humanidad, fue más trágica que toda la matanza y toda la destrucción de la civilización material.

Pero el socialismo no pereció. Fue simplemente una caída en esta difícil crisis interna, en sus limitaciones nacionalistas, en sus ilusiones oportunistas. En lo crucial de esta guerra, las masas trabajadoras han estado pasando por un proceso de purificación de la esclavitud espiritual de la ideología nacional y de fortalecimiento en un irreconciliable odio al estado capitalista. En el lugar de los líderes de la Segunda Internacional –los Scheidemanns, Guesdes, Vanderveldes, Pléjanovs, que fueron en bancarrota ante la presencia de esos eventos grandiosos– se yerguen nuevos líderes, que florecen ante los embates de la nueva época. Karl Liebknecht, Fritz Adler, Macklin, Hoglund y muchos otros– esos son los pioneros y los edificadores de la Nueva, Tercera, Internacional que se levanta de las tormentas de la guerra para encontrarse con las tormentas de la Revolución Social.

En esta crisis del socialismo, lo peor ya pasó. La Revolución Rusa es el principio de la gran marea europea. La burguesía está intentando, con todo su poder, domar la Revolución Rusa y nacionalizarla. Por eso es que la burguesía se está camuflando detrás de la minoría defensiva del socialismo. Los sirvientes de la burguesía y sus agentes políticos están desplegando todos sus esfuerzos, en nombre de la “unidad y defensa nacionales”, para castrar al proletariado, apartarlo de la Internacional y subyugarlo a la disciplina de una guerra imperialista. Consideramos que esta política es un enemigo mortal de los intereses del socialismo. “La defensa revolucionaria” es nuestra marca nacional del social-patriotismo. Bajo la máscara del populismo o del “marxismo”, esta “defensa revolucionaria” en realidad significa una deserción inalterable de la política de independencia del proletariado, y trae con él el veneno del chauvinismo y la completa degradación de la ideología del proletariado.

La lucha contra la corrosiva influencia del social-patriotismo y en defensa de los principios del internacionalismo revolucionario será la tarea más importante de este periódico.

Estamos publicando el primer número de Vperiod (Adelante) en un momento en que el internacionalismo tiene la ventaja sobre los “defensores nacionalistas” en las filas del proletariado de Petrogrado. Nuestro periódico, esperamos, contribuirá en este saludable proceso, profundizando la formulación del problema más de lo que puede ser el caso en la prensa diaria, y mediante la terca lucha por fusionar a todas las corrientes del internacionalismo proletario. ¡Amigos! Vperiod (Adelante) cuenta con vuestra simpatía y vuestro apoyo.

domingo, junio 14

Organización Militar Bolchevique y Kronstadt a favor de manifestación armada contra el gobierno

1(14) de junio de 1917

Petrogrado

Reunión conjunta de la Organización Militar Bolchevique con representantes bolcheviques de la base naval de Kronstadt.

En la reunión del 23 de mayo/5 de junio, se acordó convocar a la presente reunión para discutir la propuesta de manifestación armada contra el Gobierno Provisional.

Los participantes se mostraron unánimemente a favor de la propuesta.

Se votó a favor de la manifestación armada de la guarnición.

La Organización Militar enviará al Comité Central del Partido una lista de los regimientos que se considera participarán en la manifestación, que se estima en un total de 60,000 soldados.

Cuando Lenin se enteró de la traición de Kautsky y Plejánov

Karl Kautsky

En agosto de 1914, los diputados socialdemócratas del Reichstag votaron a favor de los créditos de guerra. Sólo dos años antes, la Segunda Internacional había preparado una resolución oponiéndose a la participación de la clase obrera en cualquier tipo de guerra, dado que para ellos una guerra sólo podía significar “dispararse unos a otros en nombre de las ganancias de los capitalistas, en nombre de las ambiciones de las dinastías, por la consecución de los objetivos de los tratados diplomáticos secretos”, y declaraba que era deber de todos los socialistas tomar ventaja de tal crisis para levantar al pueblo contra el orden capitalista.

El efecto sobre Lenin fue extraordinario. Al principio, se rehusaba a creerlo. Cuando leyó las noticias en el Vorwarts, el órgano del partido alemán, pensó que era una falsificación del gobierno. Luego supo que Plejánov, en París, había llamado a los exiliados rusos que residían ahí a que se enrolaran en el ejército francés. Se preguntaba: “¿Plejánov se ha convertido en traidor, también?”, y trataba de explicarse a sí mismo que se debía posiblemente a que Plejánov alguna vez había estado en el ejército. Pero al final, tuvo que reconocer el hecho de que Karl Kautsky, el heredero intelectual de la tradición de Marx y Engels, un hombre a quien Lenin había respetado, había sucumbido a la causa patriótica a tono con la cháchara de los sofistas que fueron un escándalo en el movimiento marxista. Los líderes de la Segunda Internacional estaban desertando por puestos en los gobiernos de guerra.

..."La experiencia de la guerra -escribía en junio de 1915, en su folleto La bancarrota de la Segunda Internacional- como la experiencia de toda crisis en la historia, de todo gran desastre y todo súbito giro en la vida humana, confunde y quiebra a algunos, pero educa y fortalece a otros”.

...Cuando Plejánov fue a una disertación en Lausanne, predicando la defensa de la patria, Lenin lo confrontó: habló con calma pero con el rostro pálido, con pasión. No volvería a estrecharle la mano ni llamarle camarada. Maldecía a Kautsky con las invectivas más agresivas –llamándolo hipócrita, prostituta, cobarde– que se hubiera permitido nunca hacia un compañero de armas. Hizo un breve trabajo... sobre aquellos precedentes en Marx y Engels que sus oponentes invocaban. No, la situación entonces había sido diferente: cuando Marx y Engels habían apoyado una guerra, había sido siempre porque representaba los intereses de la revolución burguesa que aún no había triunfado plenamente sobre el feudalismo; mientras que la burguesía hoy estaba en su decadencia y la revolución socialista estaba a la orden...

En setiembre de 1915 y abril del siguiente año, los socialistas que se oponían a la guerra se reunieron en dos conferencias realizadas en Suiza... Lenin había regresado a donde estaba en 1904: en una llana minoría vencida. Y desde su soledad, él extrajo una nueva dignidad...

Extractos editados de “To the Finland Station” de Edmund Wilson, New York Books Review, 2003, pp. 438-441. Traducción propia.