miércoles, marzo 21

La "Historia" de Trotsky: un retrato incompleto de la revolución de Febrero

En su Historia…, los capítulos sobre Febrero desechan el papel de los socialistas organizados. En la medida en que hubo socialistas activos, su recuento da la impresión de que ellos actuaron sin disciplina partidaria o dirección.

Constantemente critica la actitud de los revolucionarios el Día Internacional de la Mujer. “Ninguna sola organización convocó huelgas ese día”, dice. Pero, ahora sabemos, según los registros policiales, que un obrero fue arrestado esa mañana distribuyendo un volante del Comité Interdistrital llamando a la huelga por el Día Internacional de la Mujer. Las memorias de otros activistas mencionan que el menchevique “Grupo Iniciativa y otras organizaciones partidarias también distribuyeron proclamas ilegales en las fábricas”.

Trotsky relata, “Ellos [los bolcheviques] decidieron no convocar huelgas sino prepararse para la acción revolucionaria en un momento indefinido, en el futuro”. Sin embargo, no hubo nada indefinido sino una fecha específica: el Primero de Mayo. Ese fue el día que los bolcheviques eligieron como la próxima gran celebración socialista después del Domingo Sangriento [9 de enero]. Kayurov, a quien Trotsky cita extensamente, escribe sobre eso en sus memorias. Sin embargo, la elección del Primero de Mayo fue un error táctico, pero fue uno que inmediatamente corrigieron cuando los sucesos les demostraron que se habían equivocado…

Basándose principalmente en el recuento de Kayurov, Trotsky termina desfigurando las actitudes y las acciones de los socialistas durante la revolución. Dice que “el comité de Vyborg tuvo que aprobar [unirse a la huelga]”. Pero, como demostré en mi artículo [“February’s forgotten vanguard. The myth of Russia’s spontaneous revolution”], muchas memorias cuentan que las diferentes organizaciones socialistas (bolcheviques, eseristas e interdistritales) respondieron con prontitud al llamado de las huelguistas y salieron a las calles. Después de todo, para eso era para lo que vivían. Y no les faltó voluntad. Aquí un ejemplo de I. Gordienko, obrero bolchevique de la Fábrica de Construcción de Maquinaria Nobel:

"En la mañana del 23 de febrero, escuchamos, a través de las ventanas de la fábrica, voces femeninas procedentes de las calles: “¡Abajo la guerra! ¡Abajo los precios altos! ¡Abajo el hambre! ¡Pan para los trabajadores!” Varios camaradas y yo nos acercamos inmediatamente a las ventanas… Las puertas de la Bol’shaya Sampsion’evskaya Manufaktura Nº 1 estaban abiertas. Las masas de mujeres obreras llenaban las calles, su actitud era militante. Las que notaron nuestra presencia empezaron a agitar sus manos y a gritar: “¡Salgan! ¡Paren de trabajar!”. Bolas de nieve alcanzaban las ventanas. Decidimos unirnos a la huelga… Se hizo un breve mitin cerca de las puertas de la oficina principal y salimos a las calles… Los camaradas del frente fueron tomados por los brazos en medio de “¡Viva!”, y fuimos con ellas hacia la avenida Bolshoi Sampsonievsky".
Trotsky presta muy poca atención a la actividad específica de las organizaciones revolucionarias y, cuando lo hace, es frecuentemente inexacto. Dice: “La primera proclama dirigida al ejercito fue publicada solo el 26 por una de las organizaciones socialdemócratas cercana a los bolcheviques [el Comité Interdistrital]”. Esto es equívoco y no es verdad. Es equívoco porque, por lo menos el 25, los bolcheviques habían tenido como objetivo la agitación en múltiples barracas. Y no es verdad porque el 25 de febrero, el Comité Petersburgo de los bolcheviques distribuyó volantes a los soldados urgiéndolos a que se unan a los obreros.

"¡Hermanos soldados! Por tercer día, nosotros, los obreros de Petrogrado, exigimos abiertamente la destrucción de la autocracia, que ha causado el derramamiento de sangre del pueblo, que ha hecho hambriento a nuestro país y que ha condenado a nuestras esposas, hijos, madres y hermanos a la ruina. Recuerden, camaradas soldados, solo la unión fraternal de la clase obrera y el ejército revolucionario emancipará al pueblo esclavizado y acabará con esta insensata guerra fratricida. ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la unión fraternal del ejército revolucionario y el pueblo!"
Después Trotsky describe al comité distrital de Vyborg como si estuviera a punto de tirar la toalla…:

"Los disparos a los manifestantes aumentaron la incertidumbre entre los líderes. El alcance del movimiento empezó a parecer peligroso. Incluso en la reunión del comité de Vyborg del día 26 –es decir, doce horas antes de la victoria– se discutió sobre si no era el momento de terminar con la huelga".
Sin embargo, el 27 (cuando los obreros se concentraban en sus fábricas), el comité distrital de Vyborg emitió una proclama que difícilmente era la palabra de gente a punto de rendirse:

"El pueblo trabajador no soporta más la violencia, el descontento y la ruina… Que los soldados, nuestros hermanos e hijos, marchen en nuestras filas con sus rifles en las manos. ¡Entonces le llegará la hora final a la monarquía Romanov! ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la República Popular! ¡Tierra para el pueblo! ¡Jornada de ocho horas para los trabajadores! ¡Viva el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia! ¡Viva el Gobierno Provisional Revolucionario! ¡Abajo la matanza!"
No olvidemos a los otros socialistas. Los Interdistritales publicaron el primer volante del 27 [de febrero (12 de marzo)]. Decía, en parte:

"Nosotros, bolcheviques y mencheviques socialdemócratas, y socialistas revolucionarios, convocamos al proletariado de Petersburgo y de toda Rusia a organizar e impulsar la movilización de nuestras fuerzas. ¡Camaradas! Organicen comités de huelga ilegales en las fábricas. Establezcan coordinación entre distritos. Organicen colectas para la prensa ilegal y para adquirir armas. Prepárense, camaradas. ¡La hora de la lucha decisiva está cerca!"
Además hay muchos informes policiales sobre las reuniones de Vyborg y las actitudes de los socialistas, que revelan mucho más confianza. Por ejemplo:

"Debe tenerse en cuenta que mañana [27 de febrero], los obreros irán a las fábricas pero solo a reunirse, decidir qué hacer y salir nuevamente a las calles de manera organizada y planificada a la espera de alcanzar un éxito total. En la actualidad, las fábricas están sirviendo de amplios centros de reunión. Un cierre temporal de las fábricas, aunque sea por dos o tres días, privaría a las masas de centros de información donde experimentados oradores [es decir, revolucionarios] exaltan las multitudes, dirigen las acciones en cada fábrica y coordinan y organizan las manifestaciones".
Además:

"Están planeando formar un soviet de representantes obreros… Las elecciones se realizarán en las fábricas, mañana por la mañana, y podrá estar operativo en la tarde. Esa es otra razón para cerrar todas las fábricas e impedir las reuniones de mañana".
En general, la historia que Trotsky cuenta tiene el efecto de minimizar el papel de los socialistas organizados, durante aquellos extraordinarios días de actividad de obreros y soldados. Trotsky acertadamente apunta: “El liberalismo… ha creado entusiastamente la teoría de una revolución [de Febrero] espontánea e impersonal”. Pero su propia narración deja intacto el mito de una revolución sin partido. El concluye que la revolución fue liderada por “los obreros educados en su mayor parte por el partido de Lenin”. Esta es una formulación vaga e inusual en Trotsky. Es como si el centralismo democrático hubiera colapsado en la víspera de la revolución. Dada la totalidad de material disponible hoy, creo que nos deja con un retrato incompleto de la revolución de Febrero.


Extraído de: Jason Yanowitz (*), Spontaneity and the February Revolution: A reply to Paul D’Amato, International Socialist Review, Nº 78, Julio–Agosto de 2011. Traducción propia.

(*) Colaborador de la publicación trotskista International Socialist Review.

martes, marzo 20

El Soviet y el Gobierno Provisional: poderes en competencia



Príncipe G. Lvov
Primer Ministro del
Gobierno Provisional



Petrogrado (7 de Marzo de 1917).- En una situación inédita en la historia, el Ispolkom y el Gobierno Provisional se han embarcado en un pulseo de fuerzas sobre quién ejerce mayor poder en la primera semana de gobierno.

Como demostrando que su campo de acción no se limita a ejercer el “control democrático” sobre el Gobierno Provisional, el Ispolkom ha legislado en campos diversos de actividad.

El 3 de marzo, ante la presión de los trabajadores, decretó la jornada laboral de ocho horas en todas las empresas, incluyendo la industria de defensa.

El mismo día, ordenó el arresto de los miembros de la dinastía imperial, incluyendo el Comandante en Jefe recién nombrado luego de la abdicación de Nicolás II.

El mismo 3 de marzo, autorizó el funcionamiento de los servicios postales y telegráficos sujetos a la “vigilancia” por parte de los órganos del Soviet.

El 5 de marzo, ordenó el cierre de todas las publicaciones afines a las “Centurias Negras”, incluyendo el diario de extrema derecha Novoe Vremia.

El día de hoy, 7 de marzo, notificó a todos los periódicos y revistas que sólo podrán publicarse con autorización expresa del Ispolkom. Esta medida ha provocado una amplia protesta y parece que va a encontrar resistencia.

Situándose claramente como un contra poder, el Ispolkom creó el 3 de marzo una serie de comisiones para enfrentar problemas apremiantes del abastecimiento de alimentos, ferrocarriles, correos y telégrafos, y finanzas, controlando las actividades del gobierno. El día de hoy, creó la más importante de las comisiones: la “Comisión de Contacto” cuya función es “informar al Soviet sobre las intenciones y acciones del Gobierno Provisional y a esta última sobre las demandas del pueblo revolucionario; ejercer presión sobre el gobierno para satisfacer todas esas demandas; y ejercer control ininterrumpido sobre su implementación”.

Los miembros de la “Comisión de Contacto” son: N.S. Chjeídze, M.I. Skóbelev, Iu.M. Steklov, N.N. Sujánov y V.N. Filippovsky.

Todo esto se suma a la Orden Nº 1 que en términos prácticos puso la Guarnición de Petrogrado bajo el control del Soviet y estableció que el Gobierno Provisional no puede ejercer autoridad sobre las fuerzas armadas sin la anuencia del Soviet.

Por su lado, el Gobierno Provisional se ha impuesto la tarea de destruir el legado del zarismo, de todo aquello que simboliza su dominio. El 4 de marzo, se abolió el Departamento de Policía que prácticamente había cesado de funcionar desde el 27 de febrero. El mismo 4, se decretó la disolución de la policía secreta, la Ojrana, y del Cuerpo de Gendarmes. Tres de las instituciones del Estado zarista más odiadas por el pueblo. El 5 de marzo se instruyó a las autoridades locales para que formen milicias ciudadanas comandadas por oficiales elegidos, puestos bajo la autoridad de los Zemtvos y consejos municipales.

El mismo día, 5 de marzo, todos los gobernadores y vice gobernadores fueron revocados. Su autoridad pasó a manos de los presidentes de los zemtvos provinciales. Sobre este tema, las provincias, con el auspicio de los soviets, establecerán su nueva organización y nombrarán su personal a fin de cubrir el vacío dejado por la burocracia imperial.

Con estas medidas que cuentan con el respaldo y la bienvenida de los líderes de los Soviets, el Gobierno Provisional ha ganado el apoyo de la población y goza de mucha popularidad en su primera semana de gobierno.

Los Comités de Fábrica o Fabzavkomi

Guardias rojos protegiendo la Fábrica Vulcano


Tal vez la organización a la que menos atención se le ha prestado al estudiar la Revolución Rusa es el Comité de Fábrica o Fabzavkomi, nacido en 1917. La mayoría se concentra en los soviets y los sindicatos soslayando el papel que los comités de fábrica jugó en la revolución rusa en general y en la acción política de los bolcheviques.


Por sus características, los comités de fábrica tenían una relación inmediata con la clase obrera dado que eran elegidos en el mismo centro de trabajo y afrontaban directamente las reivindicaciones de los tabajadores. Los sindicatos y los soviets, por su tipo de organización a nivel de rama industrial y por ciudad, eran organizaciones cuya burocracia mediatizaba el contacto y las demandas de los obreros.


Los comités de fábrica nacieron en febrero de 1917 en las fábricas de propiedad del Estado, en respuesta a la deserción de los administradores nombrados por el Estado. Muy pronto se extendieron a las fábricas de propiedad privada. En marzo, la asociación de industriales acordó con el Ispolkom que en cada planta industrial se nombren tales comités. En abril, fueron reconocidos oficialmente por el Gobierno Provisional como representantes de los trabajadores.


El principal objetivo de los comités de fábrica fue garantizar la continuidad de la producción de las plantas. Los cierres de fábrica, la escasez de insumos, el despido masivo de trabajadores, fueron razones inmediatas de su formación. Los obreros desconfiaban de los patronos cuando -arguyendo motivos de fuerza mayor, en medio de la crisis económica y política- cerraban las plantas industriales, dejando en las calles a los trabajadores. Estos últimos, consideraban que los capitalistas lo hacían con el fin de estrangular la revolución en el campo económico.


De esta forma, los comités asumieron la lucha contra el “sabotaje”, controlando el trabajo de la administración de la fábrica, haciéndose cargo de conseguir las materias primas, tomando en sus manos la contratación y despido del personal. El objetivo era mantener la fuente de trabajo y evitar su uso como arma contra la revolución. Sus tareas incluían mantener la disciplina en el trabajo, luchar contra el ausentismo y organizar milicias para proteger la fábrica en las noches.


Era un “control obrero” limitado a la supervisión del trabajo de la gerencia y administración; no intervenía en el manejo de la producción.


Ante el empeoramiento de la inflación y los problemas de abastecimiento de materias primas, las pugnas con los administradores de las fábricas se hicieron más tensas. Los comités culpaban a los empleadores de especulación, de doble contabilidad y de recurrir con facilidad al cierre de las plantas. Los comités de fábrica demandaban tener más presencia en la adminitración.


Los bolcheviques fueron los principales promotores de los comités de fábrica y de hecho fueron las primeras organizaciones que ganaron a su lado. Los mencheviques veían con desdén estos comités, a los que consideraban organismos anarcosindicalistas; sin embargo, hicieron lo que pudieron por incorporarlos a los sindicatos nacionales que ellos dominaban. No valoraron la representatividad de los comités y su estrecha vinculación con la clase obrera. Los bolcheviques por el contrario llegaron incluso a organizarlas nacionalmente. En la primera Conferencia de Comités de Fábrica de Petrogrado de mayo de 1917, los bolcheviques contaban con dos tercios de los delegados.


Al constituir unidades armadas para defender las fábricas contra el pillaje, saqueo y sabotaje, los comités de fábrica contribuyeron a la organización armada de la clase obrera en pequeños destacamentos de guardias rojos.


Con este vínculo directo, los comités de fábrica servirían a los bolcheviques en su lucha por ganarse a la clase obrera a su lado, lo que a su vez les permitiría ganar la mayoría en los soviets y en las unidades de la guarnición militar de Petrogrado.

domingo, marzo 18

Pravda. Periódico bolchevique


Pravda del 16 de marzo de 1917

Los Guardias Rojos


La Guardia Roja bolchevique en las calles de Petrogrado


La Guardia Roja fue otra de las organizaciones nacidas en 1917, se formó por iniciativa de los trabajadores para defender las fábricas del pillaje, saqueo y sabotaje. En esa tarea trabajan en estrecha relación con los comités de fábricas.

En un principio, los obreros se procuraron todo tipo de armas, particularmente escopetas de caza. Posteriormente obtuvieron mejores armas en los asaltos contra los cuarteles de policía durante las manifestaciones de febrero y marzo. Y, en agosto de 1917, cuando la amenaza contrarrevolucionaria kornilovista parecía inminente, el gobierno indefenso tuvo que proveerles armas (que una vez sofocado el peligro se rehusaron devolver).

Desde los primeros días de la Revolución de Febrero, los bolcheviques fueron los que promovieron y organizaron las guardias rojas, teniendo una visión de largo plazo. Lenin insistía a sus partidarios trabajar por el armamento del pueblo y veía en los guardias rojos un prospecto de ejército rojo.

Cuando el gobierno formó sus propias milicias en las ciudades, los guardias rojos se negaron a desarmarse, y existieron como una fuerza policial paralela con presencia en los distritos obreros e industriales.

Ante cualquier asomo de neutralizar o suprimir las guardias rojas, fueron los bolcheviques los que defendieron su permanencia y llamaron a los trabajadores a mantenerse alertas para defender la revolución contra cualquier amenaza.

En julio de 1917, habían 20,000 guardias rojos en Petrogrado, la mitad de ellos jóvenes menores de 25 años: eran obreros con educación, calificados para el trabajo en la industria, participantes de las jornadas huelguísticas de 1912-14 (cuando los bolcheviques tenían la influencia mayoritaria en la clase obrera de las dos principales ciudades: Petrogrado y Moscú).

La mayoría simpatizaba con los bolcheviques y los anarquistas. Así, cuando Kornilov pretendió someter la revolución e imponer una dictadura militar basado en unidades provenientes del frente, fueron los bolcheviques los únicos que tenían el poder militar -de la mayoría de unidades de la guarnición de Petrogrado y de las brigadas de la Guardia Roja- para hacer frente a la situación. En tales circunstancias, el Gobierno Provisional y el Soviet tuvieron que recurrir al partido bolchevique y sus bases, que en aquel momento salvaron la revolución.