miércoles, mayo 13

¿Qué esperábamos de la Conferencia?

Nuestro Partido es una unión de los socialdemócratas de toda Rusia, desde Petrogrado hasta el Cáucaso, desde Riga hasta Siberia.

Esta unión fue formada para ayudar a los trabajadores a luchar con éxito contra los ricos, contra los fabricantes y contra los terratenientes, por una suerte mejor, por el socialismo.

Pero la lucha únicamente puede dar buenos resultados si nuestro Partido está unido y cohesionado, si tiene una sola alma y una sola voluntad, si aplica sus esfuerzos al logro de un mismo objetivo en todas partes, en todos los confines de Rusia. .

Pero ¿cómo alcanzar la unidad y cohesión del Partido?

Para ello hay un solo camino: reunir en un mismo sitio a los representantes elegidos por los obreros conscientes de toda Rusia para discutir en común las cuestiones cardinales de nuestra revolución, elaborar una común opinión y después, al regresar a los lugares de procedencia, ir al pueblo y guiarle hacia un objetivo común por un camino común.

Tal reunión es lo que se llama conferencia.

Por eso todos esperábamos con impaciencia que se convocase la Conferencia de toda Rusia del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia.

Antes de la revolución, nuestro Partido vivía en la clandestinidad, era un partido prohibido; a sus militantes los detenían y los enviaban a presidio. Por eso el Partido estaba organizado con arreglo a las condiciones de la clandestinidad, era un partido “secreto”.

Ahora las circunstancias han cambiado; la revolución ha traído la libertad; la clandestinidad ha desaparecido, y el Partido ha tenido que convertirse en partido legal y adoptar nuevas formas de organización.

Nos encontramos frente al problema de la guerra o la paz. La guerra se lleva, y se llevará aún, millones de vidas. La guerra arruina a millones de familias. Ha llevado el hambre y la extenuación a las ciudades. Ha privado al campo de las mercancías más indispensables. La guerra únicamente es beneficiosa para los ricos, que engrosan sus bolsillos gracias a las contratas para el Estado. La guerra únicamente es beneficiosa para los gobiernos que saquean a otros pueblos. La guerra se hace precisamente para ese saqueo. Y uno se pregunta: ¿qué se debe hacer con respecto a la guerra?, ¿acabar con ella o continuarla?, ¿ceñirse más el dogal o romperlo definitivamente?

La Conferencia debía dar respuesta a esta cuestión.

Por otra parte, Rusia -tanto la retaguardia como el frente- se encuentra de cara al hambre. Pero el hambre será mucho más cruel si no se labran ahora mismo todas las tierras “libres”. Sin embargo, los terratenientes no labran los campos, se abstienen de sembrar, y el Gobierno Provisional no consiente que los campesinos tomen las tierras de los terratenientes y las cultiven... ¿Qué debemos, hacer con respecto al Gobierno Provisional, que apoya por todos los medios a los terratenientes? ¿Qué hacer con los terratenientes mismos: dejarles la tierra o convertirla en propiedad del pueblo?

La Conferencia debía dar respuestas claras y concretas a todas estas cuestiones.

Porque sólo tales respuestas unen y cohesionan al Partido.

Sólo un partido unido puede llevar al pueblo a la victoria.

¿Ha justificado la Conferencia nuestras esperanzas?

¿Ha dado respuestas claras y concretas? Que los camaradas examinen las decisiones de la Conferencia, publicadas en el suplemento al núm. 13 de nuestro periódico, y que juzguen ellos mismos.
Nota.-
Editorial publicado con la firma de K. Stalin el 6 de mayo de 1917 en el núm. 16 de “Soldátskaia Pravda”.

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