martes, abril 21

Lenin: Cómo llegamos

Lenin llega Petrogrado luego de años de exilio


Informe al Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado hecho por Lenin al día siguiente de su arribo a Petrogrado el 4(17) de abril de 1917, en representación de los emigrados que retornaron de Suiza con él.


Las noticias de que los gobiernos británico y francés han rehusado otorgar a los emigrados internacionalistas el paso a Rusia ya se ha abierto camino hacia la prensa socialista.

Los treintaidós emigrados políticos de varias filiaciones partidarias (entre ellos 19 bolcheviques, 6 bundistas, 3 adherentes del periódico internacionalista Nashe Slovo de París) que han arribado aquí consideran su deber dar a conocer lo siguiente:

Estamos en posesión de un número de documentos que publicaremos tan pronto los recibamos de Estocolmo (los dejamos ahí debido que la frontera sueco-rusa está bajo el pleno control de agentes del Gobierno británico), y que dará una clara idea del deplorable rol que los gobiernos “aliados” están jugando en esta conexión. Sobre este punto agregaremos sólo lo siguiente: El Comité de Repatriación de Emigrados de Zurich que incluye representantes de treinta y tres grupos (incluyendo el Comité Central, el Comité de Organización, los Socialistas Revolucionarios, y el Bund), aprobó por unanimidad una resolución declarando públicamente que el Gobierno británico decidió impedir que los emigrados internacionalistas regresen a su tierra natal y tomen parte en la lucha contra la guerra imperialista.

Desde los primeros días de la revolución esta intención de parte del gobierno británico se ha hecho bastante clara para los emigrados. En una conferencia de representantes del Partido Socialista Revolucionario (M.A. Natalison), del Comité de Organización del P.O.S.D.R. (L. Mártov) y del Bund (Kosovsky), se concibió un plan (propuesto por L. Mártov) para obtener para los emigrados el paso a través de Alemania a cambio de prisioneros alemanes y austríacos internados en Rusia.

Para este efecto se envió un número de telegramas a Rusia, mientras se daban pasos mediante los socialistas suizos para poner este plan en marcha.

Los telegramas enviados a Rusia fueron retenidos, aparentemente, por nuestro “Gobierno Revolucionario” Provisional (o por sus partidarios).

Después de esperar dos semanas por una respuesta desde Rusia, decidimos llevar adelante el mencionado plan por nosotros mismos (otros emigrados decidieron esperar un poco más, no convencidos aún de que el Gobierno Provisional no haría nada para asegurar el paso de los emigrados).

El asunto fue manejado por Fritz Platten, un socialista internacionalista suizo, quien llegó a un acuerdo -cuidadosamente redactado- con el embajador alemán en Suiza. El texto de este acuerdo será publicado próximamente. Sus principales puntos son: 1) A todos los emigrados, independientemente de sus opiniones sobre la guerra, se les permitirá el paso. 2) el vagón en el que los emigrados viajarán tiene los privilegios de extraterritorialidad; nadie podrá ingresar al vagón sin el permiso de Platten; no habrá control de pasaportes y equipaje. 3) Los viajeros aceptan agitar en Rusia para que los emigrados que han recibido el permiso de paso sean intercambiados por un número equivalente de presos austro-germanos.

Todos los intentos de parte de la mayoría de la Socialdemocracia alemana por comunicarse con los viajeros fueron firmemente rechazados por éstos. Platten estuvo en el vagón todo el recorrido. Había decidido viajar con nosotros hasta Petrogrado pero fue detenido en la frontera rusa (Tornio) –esperemos que sea temporalmente. Todas las negociaciones fueron conducidas con la participación de y en completo acuerdo con un grupo de socialistas internacionalistas extranjeros. El protocolo del viaje fue firmado por dos socialistas franceses –Loriot y Guilbeaux-, un socialista del grupo de Liebknecht (Hartstein), el socialista suizo Platten, el socialdemócrata polaco Broziski, los diputados socialdemócratas suecos Carleson, Strom, Ture Nerman y otros.

“Si Karl Liebknecht estuviera en Rusia ahora, los Miliukovs lo dejarían salir al instante hacia Alemania; los Bethmann-Holiwegs los dejarían a ustedes internacionalistas rusos ir a Rusia. Vuestro deber es ir a Rusia y pelear ahí contra el imperialismo, alemán y ruso". Eso es lo que nos dijeron esos camaradas internacionalistas. Y creemos que ellos estaban en lo correcto. Haremos un informe de nuestro viaje para el Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados de Obreros y Soldados. Esperamos que el Soviet pueda lograr la liberación de un número equivalente de presos -primero y antes que nadie del prominente socialista austríaco Otto Bauer- y que obtenga el permiso para que todos los emigrados, no solo los social-patriotas, regresen a Rusia. Esperamos que el Comité Ejecutivo ponga fin también a la inaudita situación donde ningún periódico que no sea Rech puede ser enviado fuera del país. Ni siquiera el Manifiesto del Soviet de Diputados de Obreros y Soldados a los obreros del mundo es permitido que llegue a la prensa extranjera.

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