viernes, mayo 22

Los bolcheviques y la palabra impresa

Pravda: edición del 16 de marzo de 1917

Los bolcheviques influían las opiniones principalmente por medio de la palabra escrita. Para junio, Pravda tenía una circulación de 85,000 copias. También publicaban periódicos provinciales, periódicos dirigidos a grupos especiales (e.g., mujeres trabajadoras y minorías étnicas) y una cantidad de panfletos.

Prestaron particular atención a los hombres en uniforme. El 15 de abril, publicaron un periódico de soldados, Soldatskaya Pravda, del que llegaba a imprimirse 50,000-70,000 copias. Luego siguieron con la publicación de un periódico para marineros, Golos Pravdy, y otro para las tropas en el frente de combate, Okopnaia Pravda, impresos en Krondstadt y Riga, respectivamente. En la primavera de 1917, distribuían a las tropas cerca de 100,000 periódicos al día, lo que –dado que Rusia tenía 12 millones de hombres en armas– era suficiente para que cada compañía tuviera un diario bolchevique.

A inicios de julio, la prensa bolchevique imprimía una cantidad combinada de 320,000 copias. Además, Soldatskaya Pravda imprimía 350,000 planfletos y hojas sueltas. Este fue uno de los más notables logros, considerando que en febrero de 1917, los bolcheviques no habían tenido prensa.

Esas publicaciones difundieron el mensaje de Lenin pero en forma velada. El método empleado fue la “propaganda” que no decía a los lectores qué hacer (esa era tarea de la “agitación”) pero sembraba en las mentes las ideas de las que ellas mismas sacaban las conclusiones políticas deseadas. En los llamados a las tropas, por ejemplo, las publicaciones bolcheviques no incitaban a la deserción, porque esto hubiera sido pasible de demanda judicial. En la primera edición de Soldatskaya Pravda, Zinoviev escribió que el objetivo del periódico era forjar un lazo indestructible entre obreros y soldados, así las tropas entenderían sus “verdaderos” intereses y no permitirían que las usen en “progromos” contra los obreros. En la edición sobre la guerra, Zinoviev fue igualmente circunspecto:

“No estamos a favor de abandonar las armas. Esa no es la forma de acabar con la guerra. Ahora la tarea principal es comprender y explicar a todos los soldados con qué propósitos se inicio esta guerra, quién empezó la guerra, quién necesita la guerra”.

El “quién”, por supuesto, era la “burguesía” contra quien los soldados deberían voltear sus armas.

Extractos editados de "The Russian Revolution" de Richard Pipes, Vintage Books, 1990, p.410. Traducción propia.

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