domingo, octubre 11

La desintegración del menchevismo

Autor: Rafail Grigoriev
Publicado en Novaya zhizn del 28 de Setiembre (11 de Octubre) de 1917


Es demasiado tarde para hablar simplemente de una “crisis” del menchevismo. Sin embargo por más que se trate de evitar “palabras terribles”, se debe reconocer el hecho indiscutible del completo colapso del ala menchevique de la socialdemocracia, su pase al olvido político.

Cualquiera que esté familiarizado con la situación de la principal organización menchevique en Petrogrado –que hasta hace poco tenía 10,000 militantes– sabe que prácticamente ha dejado de existir. Las reuniones locales tienen una pobre asistencia –20 o 25 personas–, no se recolectan las cuotas de membresía, y el tiraje de Rabochaya Gazeta está cayendo catastróficamente. La última conferencia de la ciudad no se llevó a cabo por falta de quórum. Ni mencionar cómo nos fue en las últimas elecciones a la Duma de la ciudad. En la sesión del Soviet de Petrogrado, la resolución menchevique (de Skobelev) sólo obtuvo 19 votos. En las elecciones a la Duma regional de Moscú, los mencheviques consiguieron 25 escaños de un total de 560... Renuncias individuales y grupales del partido se han convertido en hechos normales. En las provincias, este proceso de desintegración es menos agudo y dramático, pero, en el último período, ahí también se han hecho más frecuentes las escisiones en aquellas organizaciones socialdemócratas de mencheviques defensistas que quedaron al inicio de la revolución, mientras los bolcheviques y mencheviques internacionalistas mantienen su unidad.

Culpar a la “demagogia bolchevique”, a la “flor ponzoñosa del aventurerismo”, etc. como gustan hacer los redactores de Rabochaya Gazeta, es una muestra de la falta de voluntad de analizar lo que está pasando. Es verdad que las grandes y amplias masas incultas seguirán fervientemente a los partidos que hagan las mayores promesas. Es también verdad, en consecuencia, que cambiarán fácilmente sus simpatías políticas. El declive de los SRs es un elocuente testimonio de ello. El mismo destino les espera a los bolcheviques que están actualmente en ascenso con una asombrosa rapidez, si es que no comprenden la necesidad de tomar en cuenta a los elementos semiproletarios de la democracia que, desilusionados de sus líderes de ayer, ahora tienen puesta su fe en el partido de la mayoría del proletariado.

Pero, reiteramos, si los representantes del menchevismo oficial quieren hacer de la volubilidad política de las masas la “única causa” de su colapso, no convencerán a nadie excepto a sí mismos. Porque antes de que el menchevismo cayera en la lucha política, se desintegró desde su interior. Desde el inicio de la revolución perdió su personalidad, esa individualidad que debe ser la característica de cualquier partido político.

Un ala se adhirió a los SRs y, con ellos, se convirtió en el partido de esa masa amorfa llamada “democracia revolucionaria”, el partido de la pequeñaburguesía urbana y rural. La otra ala, los internacionalistas, se hizo próxima a los bolcheviques. No podemos ignorar los matices de opinión en ambos lados, la cierta distancia que separa a Potresov de Dan, o a Martov de Larin.

Cualesquiera sean esas diferencias, nunca hubo un frente menchevique unido durante todo el período de la revolución, independientemente del ánimo de las masas: ni en el período cuando el bloque menchevique-eserista estuvo en toda su fuerza y gloria, ni ahora cuando la rueda de la fortuna ha girado a favor de los bolcheviques. No hubo ni un anuncio o paso oficial tomado por los mencheviques que no fuera repudiado por los mencheviques mismos. No es un secreto que los golpes más fuertes contra los mencheviques –de lejos, moralmente más dañinos que los hechos por sus enemigos externos– fueron propinados por sus enemigos internos: Martov y sus camaradas.

Fue precisamente ese grupo el que expuso la naturaleza pequeñoburguesa del menchevismo defensista-revolucionario, sus peligrosas tendencias antidemocráticas y su esencia socialpatriota.

Los mencheviques internacionalistas ganaron una existencia política casi independiente, se rehusaron abiertamente a subordinarse a las decisiones de todo el partido, operaron como una fracción independiente y publicaron sus propios periódicos. Los defensistas estuvieron bastante acertados en caracterizar esto como un trabajo desorganizador y “anárquico”. De ahí emerge un panorama bastante incomprensible para la mentalidad europea: mientras en todas partes la escisión en el movimiento obrero provocada por la guerra, separó a los socialpatriotas de los internacionalistas, y las diferentes tendencias en el interior de ellas estaban en el mismo lado de la “barricada”, aquí [en Rusia -DR] los internacionalistas se encontraban en distintos campos organizativos. Un significativo y bien definido grupo internacionalista, con un sólido liderazgo, permanece en una organización socialpatriota y conduce una lucha abierta y despiadada desde el interior.

A los ojos de los líderes mencheviques internacionalistas, esa paradoja es justificada por la necesidad de ganar para sus ideas el mayor número posible de militantes del partido.

Esto puede parecer conveniente desde un punto de vista educativo, pero el problema es que la educación política tiene consecuencias políticas: los mencheviques internacionalistas han ganado mucha gente, pero no para ellos sino para los bolcheviques. La lucha ideológica con el defensismo menchevique necesitaba una lucha política en el sentido más literal: en el día a día, no se puede mostrar a las masas lo desastroso de la política de Tsereteli y Dan, y luego llamar a esas mismas masas a que voten por ellos en las elecciones.

Los militantes mencheviques internacionalistas miraban a sus líderes con confusión e incomprensión cuando éstos los dejaban a mitad de camino, siguiendo con su trabajo educativo y pidiéndoles “ser pacientes”...

En vez de esperar, se pasaban a los bolcheviques o dejaban el trabajo partidario activo.

En lugar de convertirse en un centro político independiente que pudiera servir como polo de atracción para los mencheviques internacionalistas y para aquella corriente saludable dentro del bolchevismo que sólo iba con su partido porque “¿adónde más ir?”, los mencheviques internacionalistas prefirieron actuar “hasta el final” como una “oposición no-responsable”... El triste resultado de esa política es fácil de ver...


Traducción libre de la versión en inglés en:
http://www.korolevperevody.co.uk/korolev/grigorev.htm


Novaya zhizn fue el periódico de Máximo Gorky que sirvió como un medio de expresión de los mencheviques internacionalistas.

2 comentarios:

  1. Excelente blog. Es una pena que lo abandonaras.
    En cualquier caso, y dado su valor testimonial, lo pondremos en redmarxista.blogspot.com.

    Saludos de la Célula Comunista de Villaverde, camarada.

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  2. saludos.
    necesito tomar contacto con la persona gestadora de este blog. Diego Rios.
    saludos desde Chile

    elarte69@yahoo.es

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