Petrogrado (28 de Febrero de 1917).- Las calles de la capital se hallan tomadas por los insurrectos. Destacamentos de soldados y obreros armados patrullan por los distintos puntos de la ciudad, llevando bandas o listones rojos en los brazos en demostracion de apoyo a la revolución. Todos buscan estar informados de los acontecimientos, todos discuten sobre la situación política. Se observa una organización no vista en los días pasados. Se percibe una atmósfera de solidaridad entre las masas. Las autoridades han perdido completamente el control de Petrogrado.
Aunque los obreros no son la mayoría, es claro que ellos son los que dirigen el movimiento y son los más resueltos en el enfrentamiento con la policía y soldados leales al gobierno.
Luego de la liberación de los presos el día de ayer, hoy la atención se centró en la Fortaleza de Pedro y Pablo que se estimaba que encerraba entre sus murallas una buena cantidad de presos políticos. La Fortaleza tiene para los revolucionarios rusos el mismo significado que la Bastilla tuvo para los revolucionarios franceses: es el símbolo de la opresión de la monarquía.
Camiones con ametralladoras montadas se concentraron en las entradas de la Fortaleza con el objeto de disparar contra las puertas y muros de piedra para hacerse paso hacia el interior. El comandante de la fortaleza solicitó ayuda por teléfono a la Duma y al Soviet. Ambos organismos enviaron a sus representantes para servir de intermediarios. Los diputados Shulgin (por la Duma) y Skobelev (por el Soviet) ingresaron a la fortaleza. Luego de entrevistarse con el comandante, salieron a informar a la multitud que la fortaleza estaba vacía, que no había ningún preso político, y que sólo habían 19 soldados pertenecientes al Regimiento Pavlovsky presos por amotinamiento el 26 de febrero.
A fin de calmar a la multitud incrédula, los diputados propusieron que se nombrara una delegación que verificara la verdad de lo dicho revisando las celdas. Aun así las masas no se dieron por satisfechas y luego de un breve enfrentamiento con los guardias lograron ingresar e izar la bandera roja, tomando la fortaleza para la causa de la revolución.
Mientras los hechos de masas ocurrían en las calles encabezados por dirigentes socialistas de segundo rango (debido a que los líderes de esos partidos están en el exilio o en Siberia), en el Palacio Táurida nacían dos centros de poder: el Comité Provisional de la Duma y el Soviet Obreros de Petrogrado.
Aunque los obreros no son la mayoría, es claro que ellos son los que dirigen el movimiento y son los más resueltos en el enfrentamiento con la policía y soldados leales al gobierno.
Luego de la liberación de los presos el día de ayer, hoy la atención se centró en la Fortaleza de Pedro y Pablo que se estimaba que encerraba entre sus murallas una buena cantidad de presos políticos. La Fortaleza tiene para los revolucionarios rusos el mismo significado que la Bastilla tuvo para los revolucionarios franceses: es el símbolo de la opresión de la monarquía.
Camiones con ametralladoras montadas se concentraron en las entradas de la Fortaleza con el objeto de disparar contra las puertas y muros de piedra para hacerse paso hacia el interior. El comandante de la fortaleza solicitó ayuda por teléfono a la Duma y al Soviet. Ambos organismos enviaron a sus representantes para servir de intermediarios. Los diputados Shulgin (por la Duma) y Skobelev (por el Soviet) ingresaron a la fortaleza. Luego de entrevistarse con el comandante, salieron a informar a la multitud que la fortaleza estaba vacía, que no había ningún preso político, y que sólo habían 19 soldados pertenecientes al Regimiento Pavlovsky presos por amotinamiento el 26 de febrero.
A fin de calmar a la multitud incrédula, los diputados propusieron que se nombrara una delegación que verificara la verdad de lo dicho revisando las celdas. Aun así las masas no se dieron por satisfechas y luego de un breve enfrentamiento con los guardias lograron ingresar e izar la bandera roja, tomando la fortaleza para la causa de la revolución.
Mientras los hechos de masas ocurrían en las calles encabezados por dirigentes socialistas de segundo rango (debido a que los líderes de esos partidos están en el exilio o en Siberia), en el Palacio Táurida nacían dos centros de poder: el Comité Provisional de la Duma y el Soviet Obreros de Petrogrado.
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