(Trotsky es el segundo de la izquierda en la primera fila)
El llamado Domingo Sangriento de enero, en San Petersburgo dio inicio a la Revolución de 1905. Manifestaciones y huelgas de masas se extendieron por el imperio luego de que la marcha pacífica encabezada por el cura Gapón, para entregar un memorial al Zar Nicolás II, fuera brutalmente reprimida por los cosacos en las inmediaciones del Palacio de Invierno,
El primer Soviet del que se tiene registro es el de los obreros textiles de Ivanovo-Voznosenk en mayo de 1905. Aunque su misión se limitaba a coordinar la lucha económica de los obreros contra los patronos, significó un avance en la organización del proletariado en condiciones de lucha.
El 10 de octubre de 1905, luego de un reflujo del movimiento revolucionario iniciado en enero, los obreros de ferrocarriles y los empleados de servicios públicos de Petrogrado se declararon en huelga. Pronto otros sectores de la producción se incorporaron al movimiento huelguístico, paralizando la ciudad.
El 13 de octubre, cuarenta intelectuales y trabajadores crearon un organismo para dirigir la huelga de Petrogrado e hicieron un llamamiento a los trabajadores para que mantengan la paralización de labores a fin de forzar la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la adopción de la jornada de ocho horas. Ese organismo sería el futuro Soviet.
Al día siguiente, se eligió como presidente al menchevique George Nosar (Jrustalov), el líder de la huelga estudiantil de 1899 en la Universidad de San Petersburgo.
En su tercera sesión, el 15 de octubre, con la asistencia de más de 200 delegados representando a 96 empresas industriales, se eligió un Comité Ejecutivo de 31 personas, de los cuales 9 eran representantes de los partidos socialistas (mencheviques, bolcheviques y eseristas, con tres cada uno). Los representantes de los partidos no estaban sometidos a elección, eran designados por sus propias organizaciones y, aunque tenían voto consultivo, prácticamente dirigían el comité. El 15 o 16 de octubre, el menchevique Trotsky asiste por primera vez al Soviet.
El 17 de octubre de 1917 se adoptó el nombre de Soviet de Diputados Obreros, ampliándose el comité ejecutivo a 50 miembros, en el que los partidos socialistas subieron su representacion a 21 (42% del total).
El mismo 17 de octubre, asustado por la contundencia de la huelga general, el Zar emitió el llamado Manifiesto de Octubre que otorgaba concesiones “democráticas”: garantizaba los derechos personales, la libertad de expresión y prensa, la libertad de reunión y asociación; llamaba a elecciones a la Duma, a la que concedía voz en los asuntos legislativos y control sobre el presupuesto y la administración del Estado.
El impacto de estas medidas en la opinión pública y las masas fue tan grande que el 19 de octubre, por iniciativa de Trotsky, el Soviet de Petrogrado dirigido por los mencheviques resolvió levantar la huelga política general, provocando el colapso de las huelgas en Moscú y otros lugares. El día 21 de octubre, la huelga en Petrogrado llegó a su fin.
Mientras en las ciudades el movimiento se tomaba una pausa por decisión de sus dirigentes, en el campo las masas campesinas iniciaban una oleada de levantamientos. El gobierno toleró el funcionamiento del Soviet que parecía ya no tener objetivo claro. El 26 de noviembre arrestaron al presidente Nosar-Jrustalev. Al día siguiente, 27 de noviembre, el Soviet decidió reemplazar a su líder con un presidium de tres miembros (entre ellos León Trotsky), cuya primera decisión -por iniciativa de Parvus- fue hacer un llamado al boycot financiero, el 2 de diciembre: no realizar pagos al tesoro, retirar dinero de las cuentas de ahorro, aceptar sólo pagos en oro o moneda extranjera. Todo con el fin de lograr el colapso del sistema.
El 3 de diciembre, los dirigentes del Soviet fueron arrestados junto a otros diputados, totalizando 260 detenidos. El 4 de diciembre, una nueva asamblea bajo la presidencia de Parvus, se reunió, y el 6 de diciembre hizo el llamado a la huelga general que no fue acatada por los trabajadores. De esta forma terminaba la revolución en Petrogrado y el centro de gravedad se trasladaba a Moscú.
La revolución continuó en pie en Moscú. El Soviet creado en noviembre se encontraba bajo la dirección del comité moscovita del Partido bolchevique. En Moscú fue la única vez en que la revolución de 1905 estuvo bajo la dirección de la clase obrera, pese a que el sector mas avanzado (los obreros metalúrgicos) se encontraba asentado en Petrogrado.
El 6 de diciembre, el Soviet de Moscú llamó a la insurreción armada para derrocar al zarismo, convocar una asamblea constituyente y proclamar una república democrática. El día 7, Moscú estuvo totalmente paralizada. El zarismo decidió someter por las armas a los levantados. Los revolucionarios respondieron con tácticas guerrilleras. Sólo la participación del Regimiento Semionovsky, procedente de Petrogrado (porque la guarnición de Moscú no fue suficiente), pudo hacer frente a los insurrectos. La superioridad en armamento, decidió el triunfo del zarismo sobre la revolución. El 18 de diciembre, luego de diez días de lucha armada, el Comité Ejecutivo del Soviet de Moscú se vio obligado a rendirse. Más de mil personas murieron en ese levantamiento armado.
Después, se inició una ola represiva contra el moviento revolucionario.
Dos líneas diametralmente opuestas se pudo apreciar en la revolución. El Soviet de Petrogrado –el más importante- dirigido por los mencheviques siguió una línea vacilante y conciliadora. En realidad, nunca ganó la dirección del moviento obrero, permaneció a la zaga. Cuando el zarismo lanzó el dulce de la Duma, los mencheviques frenaron el movimiento revolucionario. Es evidente que el mito de “Trotsky-presidente-del-Soviet”, “dirigiendo la revolución de 1905”, no tiene ningún asidero. El menchevique Trotsky fue “co-presidente” durante seis días, parte de una troika que reemplazó al presidente arrestado (del 27 de noviembre al 3 de diciembre), y no dirigió la revolución porque el comité ejecutivo del Soviet de Petrogrado no lo hizo. Mucha de la actividad de Trotsky fue moderar los ímpetus radicales en el Soviet. Y su "co-presidencia" se dio cuando el punto más alto de la revolución en Petrogrado ya había pasado. Trotsky se haría notar por sus encendidos discursos, por redactar los manifiestos, por pasar resoluciones, por escribir los volantes. El mejor momento de Trotsky sería –como de costumbre- en su discurso de defensa ante los tribunales en la causa contra el Soviet de 1905... después de la derrota de la revolución.
Muy distinta fue la conducta del Soviet de Moscú. Adoptó un programa con objetivos claros, llamó a la insurrección armada, cuando debió hacerlo, para mantener en vigencia la revolución; se mantuvo valerosamente alzado contra el zarismo.
El menchevique Plejánov diría después: “no debieron haber tomado las armas”, a lo que Lenin respondería que lo debieron haber hecho "con más firmeza y resolución". Esta diferencia se vería más clara en 1917, con la novedad de que esta vez Trotsky coincidiría con la línea bolchevique de la revolución.
D.R.
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