Discurso pronunciado en la Reunión del Comité Petersburgo del POSDR (b) del 11 (24) de junio de 1917
La disconformidad manifestada por la mayoría de los camaradas por la cancelación de la manifestación es bastante natural, pero el Comité Central no tuvo alternativa, por dos razones: primero, el semi-órgano de poder nos prohibió formalmente de seguir con la manifestación; segundo, el motivo de la prohibición fue expresada así: “Sabemos que fuerzas ocultas de la contrarrevolución quieren tomar ventaja de vuestra manifestación”. Para sustentar este motivo, se nos dio nombres, como los de un general –a quien prometieron arrestar en tres días– y otros. Y dijeron que las Centurias Negras habían programado una manifestación para el 10 de junio con la intención de romper nuestra manifestación y convertirlo en una escaramuza.
Aún en una guerra ordinaria, a veces pasa que una ofensiva planeada tiene que ser cancelada por razones estratégicas. Esto es más probable que ocurra en una guerra de clase, dependiendo de la vacilación del medio, de los grupos de la pequeña burguesía. Debemos ser capaces de tomar en cuenta la situación y ser audaces en tomar decisiones.
La cancelación fue absolutamente necesaria, como lo probaron los hechos que siguieron. Hoy Tsereteli ha dado su histórico e histérico discurso. Hoy la revolución ha entrado a una nueva fase de su desarrollo. Empezaron prohibiendo nuestra manifestación pacífica por tres días y ahora quieren prohibirlo mientras dure el Congreso. Exigen que obedezcamos la decisión del Congreso bajo amenaza de expulsión del Congreso. Pero hemos declarado que preferimos ser arrestados antes que renunciar a la libertad de propaganda.
Tsereteli, cuyo discurso lo muestra como un descarado contrarrevolucionario, dijo que los bolcheviques no deben ser combatidos con palabras y resoluciones sino que deben ser privados de todos los medios técnicos que tienen a su disposición. El resultado de todas las revoluciones burguesas es: primero arman al proletariado y luego lo desarman para impedir que la revolución vaya más lejos. El hecho de una manifestación pacífica tenga que ser prohibida demuestra que la situación debe ser muy seria.
Tsereteli, que emergió de las profundidades del Gobierno Provisional para asistir al Congreso, claramente manifestó su deseo de desarmar a los obreros. El estuvo bastante furioso demandando que el Partido Bolchevique sea expulsado de las filas de los demócratas revolucionarios. Los obreros deben entender claramente que ahora puede no ser una cuestión de una manifestación pacífica. La situación es de lejos más seria de lo que pensamos. Íbamos a realizar una manifestación pacífica para ejercer el máximo de presión sobre las decisiones del Congreso –ese es nuestro derecho– pero somos acusados de maquinar una conspiración para arrestar al gobierno.
Tsereteli dice que no hay contrarrevolucionarios aparte de los bolcheviques. La reunión que emitió juicio sobre nosotros fue organizada con particular solemnidad. Consistió del Comité Directivo del Congreso, del Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados de Obreros y Soldados con todos sus integrantes y los burós de los grupos de todos los partidos que asisten al Congreso. En esa reunión, revelaron toda la verdad, que están llamando a una ofensiva contra nosotros.
El proletariado debe responder demostrando el máximo de calma, cautela, control y organización, y debe recordar que las marchas pacíficas son cosa del pasado.
No debemos darles ningún pretexto para un ataque. Que nos ataquen, y los obreros entenderán que es un ataque a la existencia misma del proletariado. Pero la realidad está de nuestro lado, y es discutible que su ofensiva tenga éxito –en el frente hay tropas entre las que el descontento es muy fuerte y en la retaguardia está el alto costo de vida, el descalabro económico, etc.
El Comité Central no quiere forzar vuestra decisión. Vuestro derecho, el derecho a protestar contra las acciones del Comité Central, es legítimo y vuestra decisión debe ser libre.
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