miércoles, junio 10

Símbolos e himnos. La Marsellesa y la Internacional


Muchos de los nuevos símbolos de la Revolución de Febrero fueron adoptados por los bolcheviques. De hecho, la mayoría de los símbolos de los bolcheviques se heredaron de la cultura política de la Revolución de Febrero. Incluso el ícono soviético de la hoz y el martillo, que siempre se ha considerado propiedad de los comunistas, se utilizó por primera vez, junto a la espada, en un estandarte militar posterior a los Días de Febrero. Durante la celebración del Día de Mayo de 1917, apareció en estandartes en su forma “clásica”, sin la espada, diseñada por L.V. Rubnev. Se utilizó la hoz y el martillo para decorar el Palacio Marinsky, sede del gobierno provisional, se supone que con su conocimiento. Una versión posterior del emblema sustituyó la espada por una bayoneta. Claramente, la hoz y el martillo significaba algo para las diferentes agrupaciones políticas, bolcheviques o no.

Hubo varios planes para un nuevo emblema estatal en 1917. El social revolucionario D.O. Khelaev sugirió el globo sobre una bandera roja, enmarcado con una corona de laurel, con cada hoja representando una parte étnica de la república. Esto fue un anticipo del escudo de armas de la URSS.

Durante 1917 también se intentó crear un nuevo himno nacional. F.I. Chaliapin propuso una versión, empleando una letra compuesta por él y música tomada en parte de la canción militar la “Garibaldisty”. Sin embargo, como comento un escritor en Russkaia muzikaln’maia gazeta (“Periódico Musical Ruso”): “Al igual que la bandera roja de los socialistas ha sustituido a la bandera nacional, la “Marsellesa” ha asumido el papel de himno nacional”. Se cantaba en reuniones del gobierno provisional, en las recepciones para las delegaciones extranjeras y en la apertura de la temporada de teatro de otoño. Su sonido acompañaba a los preparativos de la ofensiva de junio, incluyendo la famosa gira de propaganda de Kerenski por el frente.

Como ya se ha dicho, existían dos versiones diferentes de la “Marsellesa”. Las orquestas interpretaban la versión clásica, pero era más frecuente que el pueblo cantase la “Marsellesa de los Trabajadores” en la calle. Todos se identificaban con la versión que preferían. El conflicto entre las interpretaciones liberales y socialistas de la revolución tuvo su eco en un conflicto similar entre la llamada a los ciudadanos en la “Marsellesa” francesa y la llamada a la lucha social en la de los obreros rusos. Existía una interpretación militar del himno especialmente preferida por Kerenski; a veces, incluso encabezaba su interpretación o dirigía a los músicos en actuaciones públicas.

No obstante, los intentos por parte del gobierno provisional de utilizar la “Marsellesa” como propaganda patriótica podía ser contraproducente porque la “Marsellesa de los Trabajadores” ensalzaba las virtudes de la lucha de clases y de la causa anti-imperialista.

Mientras tanto, el himno socialista, la “Internacional”, se oía cada vez más en manifestaciones y reuniones a lo largo de 1917. El 14 de marzo, el Soviet de Petrogrado hizo una célebre proclama "A los Pueblos del Mundo”, tras la cual la orquesta tocó la “Internacional” seguida de la “Marsellesa”. El orden fue intencionado y con ello los dirigentes del Soviet enfatizaron su adhesión a los principios del internaiconalismo. Pero cuando los Diputados de los Soldados del Soviet de Moscú se unieron a la proclamación, sus diputados se limitaron a entonar la “Marsellesa”. Parece ser que consideraron que ésta era perfectamente adecuada para demostrar el internacionalismo. La “Internacional” era comparativamente nueva y desconocida en los primeros días de 1917. El 23 de marzo, a la orquesta de los marineros de Kronstadt le pareció apropiado interpretar la melodía en el entierro de las víctimas de la Revolución de Febrero en Petrogrado. Fue la única banda que lo hizo y su desconocimiento de la pieza le obligó a recurrir a la partitura. Sin embargo, en las semanas posteriores se escuchó el himno socialista con más frecuencia.

Cuando Lenin regresó a Petrogrado en abril fue recibido con la “Marsellesa” y con la “Internacional”. En su viaje por Rusia, fue recibido por activistas del partido cantando la “Marsellesa” en la frontera finlandesa. A su llegada a Petrogrado, el himno revolucionario volvió a ser interpretado por una banda militar en la Estación Finlandia. También acudieron algunas organizaciones del partido de distritos con sus propias bandas. El bolchevique V.I. Zalezhskii recordó que cuando Lenin terminó su discurso, las bandas tocaron un “himno revolucionario”, que se supone fue la “Marsellesa”. Sin embargo, más tarde, en la Mansióbn Kshesinskaia, Lenin sugirió a sus camaradas de partido que todos cantasen juntos “Varshavianka” y “Atormentado por la Cautividad”, dos de las canciones más antiguas del movimiento revolucionario. Y según E.D. Stasova, cuando alguien empezó a cantar la “Marsellesa”, Lenin frunció el entrecejo y dijo: “Cantemos la 'Internacional'”. Es evidente que Lenin era poco entusiasta de la “Marsellesa” y que prefería, con diferencia, la “Internacional”.

No es difícil encontrar las razones. Todos los socialdemócratas (no solamente los bolcheviques) consideraban la “Marsellesa” como un “himno burgués” de la revolución. “En nuestro bárbaro y retrasado país está teniendo lugar una revolución burguesa” escribió el menchevique V.L. Lvov-Rogachevskii en 1917, “pero hace mucho que pasó el momento de las revoluciones burguesas en Europa occidental. La “Internacional” sustituyó hace mucho tiempo a la “Marsellesa” y el socialismo llama a la puerta de un sistema burgués obsoleto”.

Otros socialistas al igual que Lenin compartían ese desagrado por la “burguesa” “Marsellesa”. Cuando el Regimiento Izmailovsky llegó para defender el Palacio Tauride durante los Días de Julio, iniciaron una atronadora interpretación de la “Marsellesa” –la misma canción que tocaron los Kronstadters cuando llegaron para exigir el poder para los soviéticos. En otras palabras, ambos lados, los defensores de y los contrarios a la Coalición, utilizaban la “Marsellesa” como símbolo de su causa. Al oir como se acercaba el regimiento, los dirigente soviéticos se abrazaron entre lágrimas de alivio. Entrelazando los brazos, irrumpieron espontáneamente a corear una emocionante “Aux armes, citoyens”. Fue, como refunfuñó Mártov, “la clásica escena del principio de una contrarrevolución”.

Además, para el ala izquierda de los socialistas, la “Marsellesa” era el himno nacional de un poder “imperislista”. Esto los distinguía de los “patriotas sociales” que reconocían la soberanía de fronteras e intereses nacionales. Era suficiente diferencia para producir choques –como en una reunión en París para conmemorar la Revolución Rusa, donde, según recordó Ilya Ehrenburg, “unos empezaron a cantar la “Marsellesa”, otros la “Internacional”. Terminó en pelea”. Para los franceses, la “Internacional” era una canción rebelde e internacional, mientras que la “Marsellesa” era una canción patriótica. Los comunistas franceses ni siquiera reconocieron la “Marsellesa” hasta los años 30, en tiempos del Frente Popular.

En 1917, las dos canciones coexistían en Rusia. Se las consideraba socias en una unida cultura política revolucionaria. De la misma manera, una interpretación de la “Marsellesa” en el frente ruso-alemán servía de señal para la confraternización entre los soldados de países opuestos. Solamente se pueden adivinar los sentimientos de los oficiales de la inteligencia alemana (que dirigían la confraternización en el bando alemán) cuando oían la música proveniente de las trincheras rusas, pero para los soldados rusos era un símbolo de la fraternidad universal.

Los investigadores soviéticos siempre sostuvieron que el conflicto entre la “burguesa” “Marsellesa” y la “proletaria” “Internacional” era el reflejo simbólico de la lucha política posterior a Febrero. Hay algo cierto en ello. Los bolcheviques en Petrogrado habían estado considerando el potencial propagandístico de la “Internacional” incluso antes de la llegada de Lenin en abril. Un artículo de M.S. Ol’minskii publicado en Pravda, el 10 de marzo, sostenía que los bolcheviques deberían animar a los soldados de todas las unidades del “ejército ruso a aprender a cantar la ‘Internacional’”. Estaba escrito a la manera de una directiva militar e incluso imitaba el estilo oficial de los decretos militares. Sin embargo los bolcheviques no fueron rápidos en aprender la canción, ni mucho menos enseñársela a otros. “Pocos nos sabíamos la letra de la ‘Internacional’”, recordó el bolchevique N.I. Podvoiskii en una conferencia militar en junio de 1917. No obstante, era el himno oficial del partido y se cantó en la clausura de la Conferencia del Partido en abril y en la Sexta Conferencia del Partido en agosto. Los bolcheviques no eran los únicos que se apropiaban de la canción: también la cantaron los delegados a la Conferencia del Partido Menchevique y, en el Tercer Congreso de los Socialistas Revolucionarios. En 1917, gran variedad de editores, tanto del partido como no, publicaron la letra de la “Internacional” en libretos. La verdad es que a lo largo de 1917, los principales partidos compartieron muchos símbolos, especialmente la “Marsellesa” y la bandera roja.


Extractos de “Interpretar la revolución rusa” de Orlando Figes y Boris Kolonitskii, Universitat de Valencia, 2001, pp. 90-94.

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