Pronto hará tres años que la rapaz burguesía de los países beligerantes arrastró al mundo a una sangrienta matanza.
Pronto hará tres años que los obreros de todos los países, ayer hermanos entrañables y ahora vestidos con el uniforme de soldado, están unos frente a otros como enemigos, y se mutilan y matan, para regocijo de los enemigos del proletariado.
Exterminio en masa de las fuerzas vivas de los pueblos, ruina y miseria generales, destrucción de ciudades y aldeas un tiempo florecientes, hambre y embrutecimiento, y todo ello para que un puñado de buitres coronados y sin coronar saquee tierras ajenas y se embolse millones sin cuento. He ahí a dónde conduce la presente guerra.
El mundo ha empezado a ahogarse en la zarpas de la guerra...
Los pueblos de Europa no pueden soportar más y ya empiezan a revolverse contra la burguesía belicista.
La revolución rusa es la primera que abre una brecha en el muro que separa unos de otros a los obreros. En ese momento de embriaguez “patriótica” general, los obreros rusos proclaman -los primeros- la olvidada consigna; “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.
Bajo el tronar de la revolución rusa despiertan de su letargo los obreros de Occidente. Las huelgas y las manifestaciones en Alemania, las manifestaciones en Austria y en Bulgaria, las huelgas y mítines en los países neutrales, la creciente efervescencia en Inglaterra y Francia, la fraternización en masa en los frentes, son las primeras golondrinas de la revolución socialista que se avecina.
Y nuestra fiesta de hoy, la fiesta del Primero de Mayo, ¿no es acaso una señal de que en los torrentes de sangre se forjan nuevos lazos de fraternidad entre los pueblos?
Arde la tierra bajo los pies de los tiburones capitalistas, pues de nuevo flamea sobre Europa la bandera roja de la Internacional.
¡Que el día de hoy, este Primero de Mayo, en el que centenares de miles de obreros de Petrogrado tienden fraternalmente la mano a los obreros de todo el mundo, sea la garantía del nacimiento de una nueva Internacional revolucionaria!
¡Que la consigna “¡Proletarios de todos los países, uníos!” – que hoy ha resonado en las plazas de Petrogrado- vuele por el mundo y una a los obreros de todos los países en la lucha por el socialismo!
Por encima de las cabezas de los tiburones, por encima de las cabezas de sus gobiernos expoliadores, tendamos la mano a los obreros de todos los países y proclamemos:
¡Viva el Primero de Mayo!
¡Viva la fraternidad de los pueblos!
¡Viva la revolución socialista!
Pronto hará tres años que los obreros de todos los países, ayer hermanos entrañables y ahora vestidos con el uniforme de soldado, están unos frente a otros como enemigos, y se mutilan y matan, para regocijo de los enemigos del proletariado.
Exterminio en masa de las fuerzas vivas de los pueblos, ruina y miseria generales, destrucción de ciudades y aldeas un tiempo florecientes, hambre y embrutecimiento, y todo ello para que un puñado de buitres coronados y sin coronar saquee tierras ajenas y se embolse millones sin cuento. He ahí a dónde conduce la presente guerra.
El mundo ha empezado a ahogarse en la zarpas de la guerra...
Los pueblos de Europa no pueden soportar más y ya empiezan a revolverse contra la burguesía belicista.
La revolución rusa es la primera que abre una brecha en el muro que separa unos de otros a los obreros. En ese momento de embriaguez “patriótica” general, los obreros rusos proclaman -los primeros- la olvidada consigna; “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.
Bajo el tronar de la revolución rusa despiertan de su letargo los obreros de Occidente. Las huelgas y las manifestaciones en Alemania, las manifestaciones en Austria y en Bulgaria, las huelgas y mítines en los países neutrales, la creciente efervescencia en Inglaterra y Francia, la fraternización en masa en los frentes, son las primeras golondrinas de la revolución socialista que se avecina.
Y nuestra fiesta de hoy, la fiesta del Primero de Mayo, ¿no es acaso una señal de que en los torrentes de sangre se forjan nuevos lazos de fraternidad entre los pueblos?
Arde la tierra bajo los pies de los tiburones capitalistas, pues de nuevo flamea sobre Europa la bandera roja de la Internacional.
¡Que el día de hoy, este Primero de Mayo, en el que centenares de miles de obreros de Petrogrado tienden fraternalmente la mano a los obreros de todo el mundo, sea la garantía del nacimiento de una nueva Internacional revolucionaria!
¡Que la consigna “¡Proletarios de todos los países, uníos!” – que hoy ha resonado en las plazas de Petrogrado- vuele por el mundo y una a los obreros de todos los países en la lucha por el socialismo!
Por encima de las cabezas de los tiburones, por encima de las cabezas de sus gobiernos expoliadores, tendamos la mano a los obreros de todos los países y proclamemos:
¡Viva el Primero de Mayo!
¡Viva la fraternidad de los pueblos!
¡Viva la revolución socialista!
Nota: Redactado por Stalin en nombre del Partido. Publicado sin firma.
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