Pravda No. 50, del 6(19) de mayo de 1917
Estamos por un Gobierno Revolucionario fuerte. Cualquier cosa que los capitalistas y sus sirvientes puedan gritar en sentido contrario, sus mentiras seguirán siendo mentiras.
No se debe dejar que las frases empañen la consciencia, desorienten el pensamiento. Cuando la gente habla de “revolución”, “el pueblo revolucionario”. “democracia revolucionaria” y otras cosas parecidas, nueve veces de diez son una mentira o un auto-engaño. La cuestión es: ¿Qué clase está haciendo esta revolución? ¿Una revolución contra quién?
¿Contra el zarismo? En ese sentido, la mayoría de los terratenientes y capitalistas hoy son revolucionarios. Cuando la revolución es un hecho consumado, incluso los reaccionarios se ponen en línea con ella. En el presente, no hay engaño a las masas más frecuente, más detestable y más dañino que aquel que aclama la revolución contra el zarismo.
¿Contra los terratenientes? En este sentido, la mayoría de los campesinos –incluso la mayoría de los campesinos acomodados– que son probablemente el noventa por ciento de la población rusa, es revolucionaria. Muy probablemente, algunos capitalistas, también, están preparados para hacerse revolucionarios en caso de que los terratenientes no pudieran ser salvados de ninguna manera, entonces les sería conveniente ponerse del lado de la revolución e intentar hacer las cosas seguras para el capitalismo.
¿Contra los capitalistas? Hoy ese es el problema real. Esa es la esencia de las cosas, porque sin una revolución contra los capitalistas todo ese parloteo acerca de “paz sin anexiones” y la pronta finalización de la guerra mediante esa paz es ingenuo e ignorante, o estupidez y mentira. Pero para la guerra, Rusia podría haber seguido viviendo por años y décadas sin una revolución con los capitalistas. La guerra ha hecho esto objetivamente imposible. Las alternativas son o la ruina absoluta o una revolución contra los capitalistas. Asi es como la cuestión se plantea. Así es como la verdadera tendencia de los acontecimientos se manifiesta.
Instintivamente, emocionalmente y por atracción, el grueso de la población rusa, los proletarios y semiproletarios, es decir, los obreros y campesinos pobres, simpatizan con una revolución contra los capitalistas. Hasta ahora, sin embargo, no hay clara consciencia de esto y, en consecuencia, no hay determinación. Desarrollarlas es nuestra tarea principal.
Los líderes de la pequeña burguesía –los intelectuales, los campesinos ricos, los partidos de los narodniks (incluidos los eseristas) y los mencheviques– no están en el momento actual a favor de una revolución contra los capitalistas y algunos de ellos incluso se oponen a ella en gran detrimento de la causa del pueblo. El gabinete de coalición es el tipo de “experimento” que va a ayudar al pueblo en su conjunto a descartar rápidamente la ilusión de conciliación pequeñoburguesa con los capitalistas.
La conclusión es obvia: sólo la asunción del proletariado al poder, respaldado por los semiproletarios, puede dar al país un gobierno realmente fuerte y realmente revolucionario. Será realmente fuerte porque será apoyado por una mayoría del pueblo sólida y consciente. Será fuerte porque no tendrá la necesidad de basarse en un precario “acuerdo” entre capitalistas y pequeños propietarios, entre millonarios y la pequeña burguesía, entre los Konovalovs-Shingariovs y los Chernov-Tseretelis.
Será un verdadero gobierno revolucionario, el único capaz de demostrar al pueblo que cuando un indecible sufrimiento es infligido a las masas no será atemorizado ni impedido por los beneficios capitalistas. Será un verdadero gobierno revolucionario porque él, solo, será capaz de evocar y sostener el entusiasmo revolucionario de las masas y potenciarlo diez veces, a condición de que las masas vean y sientan, cada día, cada hora, que el gobierno cree en el pueblo, que no le teme, que ayuda al pobre a mejorar su suerte ahora, que hace que el rico lleve una parte igual de la carga pesada del sufrimiento del pueblo.
Nosotros estamos por un gobierno revolucionario fuerte.
Nosotros estamos por un gobierno revolucionario fuerte porque es el único gobierno posible y el único gobierno confiable.
N. Lenin
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