La Guardia Roja fue otra de las organizaciones nacidas en 1917, se formó por iniciativa de los trabajadores para defender las fábricas del pillaje, saqueo y sabotaje. En esa tarea trabajan en estrecha relación con los comités de fábricas.
En un principio, los obreros se procuraron todo tipo de armas, particularmente escopetas de caza. Posteriormente obtuvieron mejores armas en los asaltos contra los cuarteles de policía durante las manifestaciones de febrero y marzo. Y, en agosto de 1917, cuando la amenaza contrarrevolucionaria kornilovista parecía inminente, el gobierno indefenso tuvo que proveerles armas (que una vez sofocado el peligro se rehusaron devolver).
Desde los primeros días de la Revolución de Febrero, los bolcheviques fueron los que promovieron y organizaron las guardias rojas, teniendo una visión de largo plazo. Lenin insistía a sus partidarios trabajar por el armamento del pueblo y veía en los guardias rojos un prospecto de ejército rojo.
Cuando el gobierno formó sus propias milicias en las ciudades, los guardias rojos se negaron a desarmarse, y existieron como una fuerza policial paralela con presencia en los distritos obreros e industriales.
Ante cualquier asomo de neutralizar o suprimir las guardias rojas, fueron los bolcheviques los que defendieron su permanencia y llamaron a los trabajadores a mantenerse alertas para defender la revolución contra cualquier amenaza.
En julio de 1917, habían 20,000 guardias rojos en Petrogrado, la mitad de ellos jóvenes menores de 25 años: eran obreros con educación, calificados para el trabajo en la industria, participantes de las jornadas huelguísticas de 1912-14 (cuando los bolcheviques tenían la influencia mayoritaria en la clase obrera de las dos principales ciudades: Petrogrado y Moscú).
La mayoría simpatizaba con los bolcheviques y los anarquistas. Así, cuando Kornilov pretendió someter la revolución e imponer una dictadura militar basado en unidades provenientes del frente, fueron los bolcheviques los únicos que tenían el poder militar -de la mayoría de unidades de la guarnición de Petrogrado y de las brigadas de la Guardia Roja- para hacer frente a la situación. En tales circunstancias, el Gobierno Provisional y el Soviet tuvieron que recurrir al partido bolchevique y sus bases, que en aquel momento salvaron la revolución.
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