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En su Historia…, los capítulos sobre Febrero desechan el papel de los socialistas organizados. En la medida en que hubo socialistas activos, su recuento da la impresión de que ellos actuaron sin disciplina partidaria o dirección.
Constantemente critica la actitud de los revolucionarios el Día Internacional de la Mujer. “Ninguna sola organización convocó huelgas ese día”, dice. Pero, ahora sabemos, según los registros policiales, que un obrero fue arrestado esa mañana distribuyendo un volante del Comité Interdistrital llamando a la huelga por el Día Internacional de la Mujer. Las memorias de otros activistas mencionan que el menchevique “Grupo Iniciativa y otras organizaciones partidarias también distribuyeron proclamas ilegales en las fábricas”.
Trotsky relata, “Ellos [los bolcheviques] decidieron no convocar huelgas sino prepararse para la acción revolucionaria en un momento indefinido, en el futuro”. Sin embargo, no hubo nada indefinido sino una fecha específica: el Primero de Mayo. Ese fue el día que los bolcheviques eligieron como la próxima gran celebración socialista después del Domingo Sangriento [9 de enero]. Kayurov, a quien Trotsky cita extensamente, escribe sobre eso en sus memorias. Sin embargo, la elección del Primero de Mayo fue un error táctico, pero fue uno que inmediatamente corrigieron cuando los sucesos les demostraron que se habían equivocado…
Basándose principalmente en el recuento de Kayurov, Trotsky termina desfigurando las actitudes y las acciones de los socialistas durante la revolución. Dice que “el comité de Vyborg tuvo que aprobar [unirse a la huelga]”. Pero, como demostré en mi artículo [“February’s forgotten vanguard. The myth of Russia’s spontaneous revolution”], muchas memorias cuentan que las diferentes organizaciones socialistas (bolcheviques, eseristas e interdistritales) respondieron con prontitud al llamado de las huelguistas y salieron a las calles. Después de todo, para eso era para lo que vivían. Y no les faltó voluntad. Aquí un ejemplo de I. Gordienko, obrero bolchevique de la Fábrica de Construcción de Maquinaria Nobel:
"En la mañana del 23 de febrero, escuchamos, a través de las ventanas de la fábrica, voces femeninas procedentes de las calles: “¡Abajo la guerra! ¡Abajo los precios altos! ¡Abajo el hambre! ¡Pan para los trabajadores!” Varios camaradas y yo nos acercamos inmediatamente a las ventanas… Las puertas de la Bol’shaya Sampsion’evskaya Manufaktura Nº 1 estaban abiertas. Las masas de mujeres obreras llenaban las calles, su actitud era militante. Las que notaron nuestra presencia empezaron a agitar sus manos y a gritar: “¡Salgan! ¡Paren de trabajar!”. Bolas de nieve alcanzaban las ventanas. Decidimos unirnos a la huelga… Se hizo un breve mitin cerca de las puertas de la oficina principal y salimos a las calles… Los camaradas del frente fueron tomados por los brazos en medio de “¡Viva!”, y fuimos con ellas hacia la avenida Bolshoi Sampsonievsky".
Trotsky presta muy poca atención a la actividad específica de las organizaciones revolucionarias y, cuando lo hace, es frecuentemente inexacto. Dice: “La primera proclama dirigida al ejercito fue publicada solo el 26 por una de las organizaciones socialdemócratas cercana a los bolcheviques [el Comité Interdistrital]”. Esto es equívoco y no es verdad. Es equívoco porque, por lo menos el 25, los bolcheviques habían tenido como objetivo la agitación en múltiples barracas. Y no es verdad porque el 25 de febrero, el Comité Petersburgo de los bolcheviques distribuyó volantes a los soldados urgiéndolos a que se unan a los obreros.
"¡Hermanos soldados! Por tercer día, nosotros, los obreros de Petrogrado, exigimos abiertamente la destrucción de la autocracia, que ha causado el derramamiento de sangre del pueblo, que ha hecho hambriento a nuestro país y que ha condenado a nuestras esposas, hijos, madres y hermanos a la ruina. Recuerden, camaradas soldados, solo la unión fraternal de la clase obrera y el ejército revolucionario emancipará al pueblo esclavizado y acabará con esta insensata guerra fratricida. ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la unión fraternal del ejército revolucionario y el pueblo!"
Después Trotsky describe al comité distrital de Vyborg como si estuviera a punto de tirar la toalla…:
"Los disparos a los manifestantes aumentaron la incertidumbre entre los líderes. El alcance del movimiento empezó a parecer peligroso. Incluso en la reunión del comité de Vyborg del día 26 –es decir, doce horas antes de la victoria– se discutió sobre si no era el momento de terminar con la huelga".
Sin embargo, el 27 (cuando los obreros se concentraban en sus fábricas), el comité distrital de Vyborg emitió una proclama que difícilmente era la palabra de gente a punto de rendirse:
"El pueblo trabajador no soporta más la violencia, el descontento y la ruina… Que los soldados, nuestros hermanos e hijos, marchen en nuestras filas con sus rifles en las manos. ¡Entonces le llegará la hora final a la monarquía Romanov! ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la República Popular! ¡Tierra para el pueblo! ¡Jornada de ocho horas para los trabajadores! ¡Viva el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia! ¡Viva el Gobierno Provisional Revolucionario! ¡Abajo la matanza!"
No olvidemos a los otros socialistas. Los Interdistritales publicaron el primer volante del 27 [de febrero (12 de marzo)]. Decía, en parte:
"Nosotros, bolcheviques y mencheviques socialdemócratas, y socialistas revolucionarios, convocamos al proletariado de Petersburgo y de toda Rusia a organizar e impulsar la movilización de nuestras fuerzas. ¡Camaradas! Organicen comités de huelga ilegales en las fábricas. Establezcan coordinación entre distritos. Organicen colectas para la prensa ilegal y para adquirir armas. Prepárense, camaradas. ¡La hora de la lucha decisiva está cerca!"
Además hay muchos informes policiales sobre las reuniones de Vyborg y las actitudes de los socialistas, que revelan mucho más confianza. Por ejemplo:
"Debe tenerse en cuenta que mañana [27 de febrero], los obreros irán a las fábricas pero solo a reunirse, decidir qué hacer y salir nuevamente a las calles de manera organizada y planificada a la espera de alcanzar un éxito total. En la actualidad, las fábricas están sirviendo de amplios centros de reunión. Un cierre temporal de las fábricas, aunque sea por dos o tres días, privaría a las masas de centros de información donde experimentados oradores [es decir, revolucionarios] exaltan las multitudes, dirigen las acciones en cada fábrica y coordinan y organizan las manifestaciones".
Además:
"Están planeando formar un soviet de representantes obreros… Las elecciones se realizarán en las fábricas, mañana por la mañana, y podrá estar operativo en la tarde. Esa es otra razón para cerrar todas las fábricas e impedir las reuniones de mañana".
En general, la historia que Trotsky cuenta tiene el efecto de minimizar el papel de los socialistas organizados, durante aquellos extraordinarios días de actividad de obreros y soldados. Trotsky acertadamente apunta: “El liberalismo… ha creado entusiastamente la teoría de una revolución [de Febrero] espontánea e impersonal”. Pero su propia narración deja intacto el mito de una revolución sin partido. El concluye que la revolución fue liderada por “los obreros educados en su mayor parte por el partido de Lenin”. Esta es una formulación vaga e inusual en Trotsky. Es como si el centralismo democrático hubiera colapsado en la víspera de la revolución. Dada la totalidad de material disponible hoy, creo que nos deja con un retrato incompleto de la revolución de Febrero.
Extraído de: Jason Yanowitz (*), Spontaneity and the February Revolution: A reply to Paul D’Amato, International Socialist Review, Nº 78, Julio–Agosto de 2011. Traducción propia.
(*) Colaborador de la publicación trotskista International Socialist Review.
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