Pravda No. 62, del 20 de mayo (2 de junio) de 1917
No ha desaparecido. El poder dual aún permanece. La cuestión básica de toda revolución –la cuestión del poder– está aún en un estado incierto, inestable y obviamente transitorio.
Comparen los periódicos del gabinete, Rech, por ejemplo, con Izvestia, Dyelo Naroda y Rabochaya Gazeta. Examinemos los magros... informes oficiales de lo que está pasando en las sesiones del Gobierno Provisional, de cómo el gobierno “pospone” la discusión de los temas más importantes debido a su inestabilidad para seguir cualquier curso definido. Estudien la resolución del Comité Ejecutivo del Soviet aprobado el 16 de mayo, que trata de una cuestión crucial e importante como la de cómo luchar contra el caos económico y evitar la inminente debacle, y verán que el poder dual está absolutamente intacto.
Todos admiten que el país se está dirigiendo rápidamente al desastre; sin embargo todo lo que se ha hecho es barrer el problema bajo la alfombra.
¿No es evadir el problema, cuando una resolución sobre tan grave cuestión como la inevitable catástrofe económica, en tan grave momento, simplemente crea una serie de comisiones, departamentos y sub-departamentos; cuando el mismo Comité Ejecutivo aprueba una resolucióm no expresando nada sino piadosos deseos sobre el escandaloso asunto en que los propietarios de las minas de carbón del Donetz fueron encontrados culpables de desorganizar deliberadamente la producción? Fijación de precios, regulación de ganancias, establecimiento de un salario mínimo y la formación de trusts controlados por el Estado –sí, pero ¿cómo, a través de quiénes? “¡A través de las instituciones centrales y locales en la Cuenca Donetz Krivoi Rog. Esas instituciones deben ser de carácter democrático y formadas por representantes de los obreros, los empleadores, el gobierno y las organizaciones democráticas revolucionarias!”
Esto sería cómico si el asunto involucrado no fuera una tragedia.
Es de común conocimiento que tales instituciones “democráticas” han existido y aún existen localmente y en Petrogrado (el mismísimo Comité Ejecutivo del Soviet) pero ellas no tienen poder para hacer nada. Han habido reuniones entre los obreros de Donetz y los empleadores, desde fines de marzo. ¡Marzo! ¡Más de seis semanas han pasado y el resultado es que los obreros de Donetz han sido forzados a la conclusión de que los dueños de la mina de carbón están desorganizando la producción deliberadamente!
Y nuevamente se alimenta al pueblo con promesas, comisiones, reuniones entre representantes de los obreros y los empleadores (¿en igual número?) y toda la rutina burocrática empieza de nuevo.
La raíz del mal está en la dualidad de poderes. La raíz del error de los narodniks y mencheviques es que no entienden la lucha de clases y quieren reemplazarlo u ocultarlo y reconciliarlo mediante frases, promesas, resoluciones, comisiones “con la participación” de representantes... ¡del mismo gobierno dual!
Los capitalistas han hecho fantásticas y extraordinarias fortunas con la guerra. Ellos tienen la mayoría del gobierno de su lado. Ellos quieren el gobierno absoluto y, en vista de su posición de clase, están listos para hacer el intento de ganar el poder absoluto y luchar por él.
Las masas trabajadoras constituyen la vasta mayoría de la población, controlan los Soviets, están conscientes de su poder como mayoría, ven por todos lados la promesa de una vida “democratizada”, saben que la democracia es el gobierno de la mayoría sobre la minoría (y no al revés –que es lo que los capitalistas quieren), han estado luchando por mejorar sus vidas sólo desde la revolución... y no desde el inicio de la guerra –de ahí que ellos no pueden sino aspirar al gobierno absoluto del pueblo, es decir, de la mayoría de la población, y a que los asuntos sean manejados de acuerdo a la voluntad de la mayoría trabajadora opuesta a la minoría capitalista y no de acuerdo a un “arreglo” entre la mayoría y la minoría.
El poder dual todavía continúa. El gobierno de los capitalistas continúa siendo un gobierno de los capitalistas, a pesar de la participación minoritaria de los narodniks y mencheviques. Los Soviets continúan siendo la organización de la mayoría. Los líderes narodniks y mencheviques están forcejeando indefensos en un intento por estar sentados en dos tronos.
Mientras tanto, la crisis sigue profundizándose. Las cosas han alcanzado un punto en que los capitalistas –los dueños de la mina de carbón– están cometiendo desenfrenados crímenes –están desorganizando y parando la producción. El desempleo se ha extendido. Se habla de lockouts, que realmente han empezado en la forma de desorganización de la producción realizada por los capitalistas (porque el carbón es ¡el pan de la industria!) y en la forma de crecimiento del desempleo.
La única responsabilidad por esta crisis y por la inminente catástrofe recae en los líderes narodniks y mencheviques. Porque son ellos los que en el momento actual son los líderes de los Soviets, es decir, de la mayoría. Que la minoría (los capitalistas) será reacia a someterse a la mayoría es inevitable. Ninguna persona que no ha olvidado las lecciones que la ciencia y la experiencia de todos los países nos enseñan, ninguna persona que no ha olvidado la lucha de clases, buscará confiadamente “un acuerdo” con los capitalistas en tal esencial y candente cuestión.
La mayoría de la población, es decir, los Soviets, los obreros y campesinos, estarían plenamente capacitados para salvar la situación, impedir que los capitalistas desorganicen y paren la producción, establecer su propio control inmediato y efectivo sobre la producción, si no fuera por la política “conciliadora” de los líderes narodniks y mencheviques. Ellos tienen la plena responsabilidad por la crisis y la catástrofe. No hay otra salida que no sea que la mayoría obrera y campesina decida actuar contra la minoría capitalista. Hacer tiempo no ayudará, sólo hará las cosas peores.
Visto desde un ángulo marxista, la actitud “conciliadora” de los líderes narodniks y mencheviques es una manifestación de indecisión pequeño burguesa. La pequeña burguesía teme confiar en los trabajadores y teme romper con los capitalistas. Tal vacilación es inevitable, como inevitable es nuestra lucha, la lucha del partido proletario para vencer la indecisión y hacer que el pueblo vea la necesidad de rehabilitar, organizar e incrementar la producción.
No hay otra salida. O retrocedemos al gobierno absoluto de los capitalistas o avanzamos hacia la verdadera democracia, hacia la decisión de la mayoría. Esta dualidad de poderes no puede durar mucho.
No ha desaparecido. El poder dual aún permanece. La cuestión básica de toda revolución –la cuestión del poder– está aún en un estado incierto, inestable y obviamente transitorio.
Comparen los periódicos del gabinete, Rech, por ejemplo, con Izvestia, Dyelo Naroda y Rabochaya Gazeta. Examinemos los magros... informes oficiales de lo que está pasando en las sesiones del Gobierno Provisional, de cómo el gobierno “pospone” la discusión de los temas más importantes debido a su inestabilidad para seguir cualquier curso definido. Estudien la resolución del Comité Ejecutivo del Soviet aprobado el 16 de mayo, que trata de una cuestión crucial e importante como la de cómo luchar contra el caos económico y evitar la inminente debacle, y verán que el poder dual está absolutamente intacto.
Todos admiten que el país se está dirigiendo rápidamente al desastre; sin embargo todo lo que se ha hecho es barrer el problema bajo la alfombra.
¿No es evadir el problema, cuando una resolución sobre tan grave cuestión como la inevitable catástrofe económica, en tan grave momento, simplemente crea una serie de comisiones, departamentos y sub-departamentos; cuando el mismo Comité Ejecutivo aprueba una resolucióm no expresando nada sino piadosos deseos sobre el escandaloso asunto en que los propietarios de las minas de carbón del Donetz fueron encontrados culpables de desorganizar deliberadamente la producción? Fijación de precios, regulación de ganancias, establecimiento de un salario mínimo y la formación de trusts controlados por el Estado –sí, pero ¿cómo, a través de quiénes? “¡A través de las instituciones centrales y locales en la Cuenca Donetz Krivoi Rog. Esas instituciones deben ser de carácter democrático y formadas por representantes de los obreros, los empleadores, el gobierno y las organizaciones democráticas revolucionarias!”
Esto sería cómico si el asunto involucrado no fuera una tragedia.
Es de común conocimiento que tales instituciones “democráticas” han existido y aún existen localmente y en Petrogrado (el mismísimo Comité Ejecutivo del Soviet) pero ellas no tienen poder para hacer nada. Han habido reuniones entre los obreros de Donetz y los empleadores, desde fines de marzo. ¡Marzo! ¡Más de seis semanas han pasado y el resultado es que los obreros de Donetz han sido forzados a la conclusión de que los dueños de la mina de carbón están desorganizando la producción deliberadamente!
Y nuevamente se alimenta al pueblo con promesas, comisiones, reuniones entre representantes de los obreros y los empleadores (¿en igual número?) y toda la rutina burocrática empieza de nuevo.
La raíz del mal está en la dualidad de poderes. La raíz del error de los narodniks y mencheviques es que no entienden la lucha de clases y quieren reemplazarlo u ocultarlo y reconciliarlo mediante frases, promesas, resoluciones, comisiones “con la participación” de representantes... ¡del mismo gobierno dual!
Los capitalistas han hecho fantásticas y extraordinarias fortunas con la guerra. Ellos tienen la mayoría del gobierno de su lado. Ellos quieren el gobierno absoluto y, en vista de su posición de clase, están listos para hacer el intento de ganar el poder absoluto y luchar por él.
Las masas trabajadoras constituyen la vasta mayoría de la población, controlan los Soviets, están conscientes de su poder como mayoría, ven por todos lados la promesa de una vida “democratizada”, saben que la democracia es el gobierno de la mayoría sobre la minoría (y no al revés –que es lo que los capitalistas quieren), han estado luchando por mejorar sus vidas sólo desde la revolución... y no desde el inicio de la guerra –de ahí que ellos no pueden sino aspirar al gobierno absoluto del pueblo, es decir, de la mayoría de la población, y a que los asuntos sean manejados de acuerdo a la voluntad de la mayoría trabajadora opuesta a la minoría capitalista y no de acuerdo a un “arreglo” entre la mayoría y la minoría.
El poder dual todavía continúa. El gobierno de los capitalistas continúa siendo un gobierno de los capitalistas, a pesar de la participación minoritaria de los narodniks y mencheviques. Los Soviets continúan siendo la organización de la mayoría. Los líderes narodniks y mencheviques están forcejeando indefensos en un intento por estar sentados en dos tronos.
Mientras tanto, la crisis sigue profundizándose. Las cosas han alcanzado un punto en que los capitalistas –los dueños de la mina de carbón– están cometiendo desenfrenados crímenes –están desorganizando y parando la producción. El desempleo se ha extendido. Se habla de lockouts, que realmente han empezado en la forma de desorganización de la producción realizada por los capitalistas (porque el carbón es ¡el pan de la industria!) y en la forma de crecimiento del desempleo.
La única responsabilidad por esta crisis y por la inminente catástrofe recae en los líderes narodniks y mencheviques. Porque son ellos los que en el momento actual son los líderes de los Soviets, es decir, de la mayoría. Que la minoría (los capitalistas) será reacia a someterse a la mayoría es inevitable. Ninguna persona que no ha olvidado las lecciones que la ciencia y la experiencia de todos los países nos enseñan, ninguna persona que no ha olvidado la lucha de clases, buscará confiadamente “un acuerdo” con los capitalistas en tal esencial y candente cuestión.
La mayoría de la población, es decir, los Soviets, los obreros y campesinos, estarían plenamente capacitados para salvar la situación, impedir que los capitalistas desorganicen y paren la producción, establecer su propio control inmediato y efectivo sobre la producción, si no fuera por la política “conciliadora” de los líderes narodniks y mencheviques. Ellos tienen la plena responsabilidad por la crisis y la catástrofe. No hay otra salida que no sea que la mayoría obrera y campesina decida actuar contra la minoría capitalista. Hacer tiempo no ayudará, sólo hará las cosas peores.
Visto desde un ángulo marxista, la actitud “conciliadora” de los líderes narodniks y mencheviques es una manifestación de indecisión pequeño burguesa. La pequeña burguesía teme confiar en los trabajadores y teme romper con los capitalistas. Tal vacilación es inevitable, como inevitable es nuestra lucha, la lucha del partido proletario para vencer la indecisión y hacer que el pueblo vea la necesidad de rehabilitar, organizar e incrementar la producción.
No hay otra salida. O retrocedemos al gobierno absoluto de los capitalistas o avanzamos hacia la verdadera democracia, hacia la decisión de la mayoría. Esta dualidad de poderes no puede durar mucho.
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